Al menos la mitad de los 356.000 presidiarios de la Unión
Europea tienen antecedentes de consumo de drogas, según
un informe difundido por la European Monitoring Centre for Drugs
and Drug Addiction, radicado en Lisboa.

Altos niveles de sida, hepatitis, tuberculosis y otras
enfermedades infecciosas relacionadas con el consumo de
drogas se encuentran con frecuencia en las prisiones europeas.

A ello se añade el hecho de que muchos presos no están
preparados, en el momento de su excarcelación, para ponerse
en contacto con los servicios sociales y apuntarse a programas
de desintoxicación.

Ante esta constatación, el director ejecutivo de la European
Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction, Georges Estievenart, ha declarado que «sabemos que el consumo de drogas en prisiones
es un problema en Europa y sabemos que los costes para los individuos y para las comunidades son considerables».

«El desafío para la política antidrogas de Europa», añade, «es garantizar que nuestras prisiones trabajen para hacer que la
situación sea mejor, no lo contrario».