Para ello, ha visitado cerca de mil lugares públicos (locales de hostelería, transportes, centros comerciales, hospitales, Universidades, etc.) y ha comprobado si la señalización, la información y el respeto a los espacios sin humo se llevan a cabo de forma correcta y si las autoridades autonómicas están haciendo cumplir la Ley. Los resultados de este estudio se publican en el número 72 de la revista OCU Salud y se han presentado hoy en una Rueda de Prensa en la sede de la OCU.

El tabaquismo es una epidemia que mata a cuatro millones de europeos al año, 50.000 en España, y es la primera causa de muerte evitable. Los costes asociados con el tratamiento de las enfermedades relacionadas con el tabaco superarán en la UE los 130 millones de euros en 2010. El 23,7% de los españoles mayores de 18 años fuma, pero una importante parte de la población ha de soportar el aire contaminado por humo de tabaco (ACHT) que es cancerígeno y provoca enfermedades y muertes entre la población no fumadora (se estima que 1.498 españoles mueren al año por causa del tabaquismo pasivo).

La Ley 28/2005 de 26 de diciembre de medidas contra el tabaquismo tiene entre sus principales objetivos proteger a la población no fumadora, limitando el consumo de tabaco en aquellos lugares cerrados de concurrencia pública. La OCU ha visitado 976 de estos lugares en las 17 Comunidades Autónomas y ha comprobado que en el sector de la hostelería (bares, cafeterías y restaurantes) es donde más se incumple la Ley. Pocos de ellos han optado por ser espacios sin humo (sólo el 10% de los bares y el 15% de los restaurantes de más de 100 m2); un 44% cuenta con una señalización inadecuada en el exterior; el 85% de los restaurantes con zona de fumadores tiene una zona habilitada para fumar demasiado amplia; y el 37% de ellos la tiene sin una separación física adecuada, según establece la Ley. Finalmente, en el 7% de las panaderías o pastelerías con cafetería se permitía fumar.

En cuanto al sector de los transportes, el Metro se lleva la palma en deficiente señalización. Además, aún se fuma en alguna de las estaciones de autobuses visitadas por la OCU (Albacete, Palma, Murcia, Madrid-Avenida de América y Salamanca) y en el interior de las estaciones de tren de Badajoz, Bilbao, Madrid-Atocha y Palma. Por último, en contra de la Ley, existen máquinas expendedoras en intercambiadores y estaciones de tren. Mención aparte merece la flamante Terminal 4 del Aeropuerto de Madrid-Barajas que sigue sin compartimentar las zonas de fumadores y aplica las ineficaces soluciones de las llamadas «chimeneas» de humo.

Por último, en el sector que engloba a Centros comerciales, Universidades, Centros Autonómicos y Hospitales, son en estos últimos donde se produce una situación más grave, dado su carácter sanitario. Un Hospital en Barcelona y otro en Vigo no advierten a la entrada de que no se puede fumar. Algunas de las cafeterías de los Hospitales analizados por la OCU no informan de que son lugares libres de humo. Finalmente, en las cafeterías de las Facultades visitadas por la OCU en Albacete, Madrid (Complutense) y Sevilla, se fuma.

La OCU quiere recordar a las autoridades sanitarias que la información es esencial para el cumplimiento de la ley y para concienciar a toda la población del riesgo real del tabaquismo pasivo. Por eso, en su día, la OCU solicitó la extensión de la prohibición de fumar a todos los espacios cerrados y lo seguirá haciendo en el futuro. A su vez, muestra su extrañeza por el desigual nivel de inspección que se da en las Comunidades Autónomas (más de 10.000 inspecciones el año pasado en Cataluña frente a las 1.000 de Andalucía) y la manga ancha con la que actúan algunas de ellas, llegando incluso a aprobar Decretos de desarrollo de la Ley en contra de los intereses de la salud de sus ciudadanos, como ha ocurrido con Madrid y Valencia.