Las buenas estrategias de prevención pueden reducir a la mitad el consumo de drogas en el conjunto de la sociedad o en el grupo de población al que se le apliquen. Elisardo Becoña, catedrático de Psicología Clínica de la Universidad de Santiago de Compostela y autor del primer índice de «Bases científicas de la prevención de las drogodependencias» que se edita en España, subraya en su estudio la importancia de aplicar las políticas preventivas correctas para controlar y reducir las drogodependencias, de sustancias ilícitas y legales, como el tabaco y el alcohol. «La prevención funciona, es eficaz, útil, barata y ayuda a salvar muchas vidas», recalcó en la presentación del libro, dedicado sobre todo a los profesionales -sanitarios, psicólogos, asistentes sociales, etc- dedicados al tratamiento de estos hábitos y a su combate.
Auspiciado por el Plan Nacional sobre Drogas, el libro recoge los criterios para un manejo adecuado de las drogodependencias e incide sobre los factores de riesgo comunitario, familiar, escolar e individual. Las privaciones económicas, la inestabilidad familiar, la disponibilidad de drogas en el entorno, precedentes familiares, las conductas antisociales desde la adolescencia son, entre otros muchos, posibles catalizadores de drogodependencias entre los más jóvenes y vulnerables.
Por este motivo, Becoña insistió en la necesidad de atajar riesgos desde las edades más tempranas. «Incluso desde el parvulario», precisó. A un pequeño de tres años no se le puede enseñar qué es la droga, pero sí se pueden estimular en él conductas que luego le ayudarán a decir «no». «Pueden recibir muy pronto un entrenamiento para la vida, rechazar ofrecimientos, reducir el estrés, aprender a ser uno mismo…», argumentó.
La educación es crucial, y de ahí los programas de prevención escolar que desarrollan las comunidades autónomas. Sin embargo, «no lo cubre todo», a juicio de este experto, miembro de la dirección del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo. Contra las drogas se precisa, además, el soporte fundamental de la familia, como entorno generador de valores y control de los jóvenes, el efecto disuasorio de las leyes y de todos los frentes del contexto social.AGENCIAS MADRID Los programas preventivos se orientan con más éxito hacia el alcohol, el tabaco y el cannabis, porque son los de consumo más temprano y en ocasiones la puerta de entrada hacia otras sustancias más «duras».
En todo caso, se trata de políticas que deben aplicarse con base científica y con un horizonte temporal largo. Sus efectos son perceptibles en un plazo de entre diez y veinte años tras su puesta en marcha, aseguran los especialistas.
En la presentación de su libro, Elisardo Becoña explicó que son «cientos de miles o millones» de niños de entre doce y catorce años los que participan en programas de prevención «basados en evidencias científicas», aunque en edades inferiores son muy pocos.
La prevención en niños de edad preescolar se hacen a través del entrenamiento «en habilidades para la vida, asertividad, ser autónomo, reducir el estrés», de manera que se facilite que sean «personas más independientes y más autónomas», según Becoña, quien indicó como objetivo de los programas es evitar el consumo de drogas porque «el tratamiento es mucho más caro».
El delegado del Plan Nacional sobre Drogas, Gonzalo Robles, destacó durante la presentación la importancia de este libro, que continúa otro con el nombre de «Bases teóricas de las drogodependencias», como «instrumento imprescindible para los profesionales» y para alcanzar «el reto» en 2008 de universalizar la prevención en los colegios.
En el ámbito europeo, España está «a la cabeza en prevención escolar europea de drogodependencias», decía hace una semana en Bilbao Gregor Burkhart, del Observatorio Europeo sobre Drogas.