Durante cuatro décadas las mujeres han cultivado la amapola en La Montaña y Sierra de Guerrero. Pero eso sólo es una parte de su contexto. Las mujeres de estos pueblos también dan clases, cuidan de sus familias y defienden sus cultivos del Ejército, en un estado que tiene instalada la violencia feminicida

Texto: Vania Pigeonutt / Amapola Periodismo

GUERRERO.- Sin mujeres no hay amapola. Ellas no sólo son cultivadoras de amapola, durante estos más de 40 años que esta siembra ha florecido en Guerrero, ellas han combinado los cuidados de sus familias, algunas veces han tenido que liderarlas porque se quedan viudas, otras mujeres son maestras, cocineras, alcaldesas, abuelas, madres, hermanas. Sus vidas giran alrededor de la planta.

Las mujeres de la amapola no necesariamente van a rayar el bulbo de la flor cada cuatro meses, pero algunas también participan. Se trata de todas ellas que directa o indirectamente tienen relación con la planta y han visto y educado a su alrededor a partir del cultivo y sus efectos sociales.

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