La ludopatía, necesidad compulsiva de participar en los juegos de azar, es una enfermedad, no un vicio. Es lo primero que advierten en la Asociación Leonesa de Ayuda a los Ludópatas, creada hace ocho años en León y a cuyas terapias acuden una media de 25 personas a la semana.

El colectivo ha recogido firmas de apoyo a la iniciativa parlamentaria para que el Gobierno reconozca este trastorno como una enfermedad, de modo que las personas afectadas tengan derecho a asistencia médica y psicológica, señala su presidenta Mercedes Díez Celada.

El 90% de las personas que acuden a terapia son hombres y sólo el 10% mujeres, aunque se cree que la proporción de mujeres es mayor aunque muchas no se someten a tratamiento por diferentes motivos. En cuanto a la edad, el abanico es muy amplio porque acuden personas de entre 20 y 70 años.

La asociación cuenta con un equipo técnico -psicóloga y trabajadora social- para atender a las personas que sufren la ludopatía, en el centro de orientación familiar de la calle Cardenal Landázuri.

El período mínimo de terapia para garantizar una cura de la ludopatía es de dos años, aunque, según explica la psicóloga, Inmaculada Baños, hay personas que llevan tres o cuatro años sin jugar y siguen asistiendo a las terapias de grupo porque «son una figura de apoyo a los demás».

El fenómeno del «juego patológico» se ha agravado en España con las máquinas tragaperras, aunque la asociación leonesa subraya que «todos los juegos de azar están hechos y pensados para que la gente se enganche».

El salto cualitativo de las máquinas tragaperras ha sido que los juegos de azar salen de espacios específicos -casinos, bingos, etcétera- y están en lugares comunes donde la gente tiene como excusa entrar a tomar un café o una cerveza.

En las máquinas tragaperras figuran en letra pequeña la advertencia de que puede crear adicción y la prohibición de acercamiento a los menores de 16 años, pero «están a la vista de todo el mundo y además para los bares es una fuente de ingresos».

Además de las tragaperras, en la sociedad son numerosos los juegos de azar a los que las personas son invitadas a jugar cada día como el cupón de la ONCE, la Primitiva y la Lotería Nacional. De todos ellos, al igual que de casinos y bingos, el Estado obtiene una parte de los ingresos en concepto de impuestos.