En Canadá los opioides se han convertido en un grave problema de salud pública. La Columbia Británica destaca por ser la provincia más afectada. Ahí, según cifras oficiales, más de 5.000 personas han perdido la vida desde 2016 por sobredosis. Al menos el 80% de los decesos estaba relacionado con el fentanilo, una sustancia que los traficantes emplean para incrementar ganancias y que es 50 veces más potente que la heroína. Una máquina instalada hace unos días en Vancouver, parecida a un cajero automático, se ha sumado al arsenal para enfrentarse a esta crisis.

Pese a que Insite —el primer sitio de inyección supervisada en el continente— funciona desde 2003, en los últimos años las autoridades provinciales han venido otorgado permisos para la apertura de otros centros. También han facilitado el acceso a la naloxona, un fármaco que revierte los efectos de las sobredosis por opioides, y han comenzado a distribuir gratuitamente pruebas rápidas para detectar la presencia de fentanilo en drogas adquiridas en las calles.

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