El duro de Arnold Schwarzenegger por fin ha decidido dar la cara por la marihuana. Claro que ha sido bajo el falso pretexto de salvar la economía del estado que gobierna y no porque el Gobernador de California haya decidido dejar la hipocresía política a un lado y admitir que a él le gustaría echarse un porrito de vez en cuando. Ya lo hizo en la década de los 70, entre anabolizante y anabolizante, mientras se castigaba en el gimnasio para llegar a ser el triunfador que es hoy en la vida. Y ahora, ha decidido retomar el tema, a ver qué pasa.
La propuesta del «Gobernator», presentada este martes, es meramente fiscal y no bohemia como quisiéramos pensar. Se trata de imponer un impuesto al consumo del cannabis, para intentar tapar el agujero económico que padece el estado dorado, la mayor potencia financiera del país, pero también el que ha registrado el mayor problema presupuestario con diferencia: 42.000 millones de dólares en números rojos.
La idea de Arnold, según sus propias palabras, surge de experimentos similares realizados en otros países y del hecho de que California fue pionero en legalizar el uso de la marihuana para fines terapéuticos en 1996. Es común encontrar dispensarios en las calles de Los Angeles o San Francisco, aunque consumirlo y venderlo al gran público sigue estando perseguido. Ya sólo falta un pasito para alcanzar la libertad y ponerle la guinda a este privilegiado paraje del planeta. Puede que de una crisis sin precedentes alcancemos las más altas cuotas de la sensatez.
Muchos californianos parecen estar en sintonía con el musculoso actor y político. Según una encuesta, el 56% de los votantes estaría a favor de una legalización de la marihuana, una hierba que además crece a las mil maravillas en los bosques rojos del norte del estado. Sigue siendo una economía sumergida que mueve miles de millones al año, aunque para unos cuantos expertos, si la cosa sale a flote significará ingresos para las desgastadas arcas californianas y un ahorro en encarcelamientos para los inocentes porretas que sólo pretenden pasar un buen rato sin meterse con nadie.
Schwarzenegger anda ahora buscando soluciones para salir del lío presupuestario en el que anda metido y que ha dejado su popularidad por debajo del 40%. La crisis está haciendo estragos en esta parte del país, con el mercado hipotecario en plena depresión y los ingresos más diezmados que nunca debido al 11,2% de desempleo. Incluso se ha echado de enemigo al presidente Obama, que ya ha amenazado con cortarle el acceso a miles de millones de dólares en fondos federales si no revoca una orden para rebajarle el sueldo a empleados del sistema de salud del estado.
En esa lucha sin tregua por conseguir fondos, la marihuana puede ser un auténtico sedante para el «gobernator». Además, ha elegido un momento perfecto para reabrir el debate, justo cuando más de 260 ciudades de todo el mundo han organizado una marcha para pedir la legalización de la «maría». Apúntate una, Arnold.