Alentado por una disminución en su precio y amplia disponibilidad de compra a través de la extensa red del narcomenudeo, el consumo de cocaína sintética entre los jóvenes mexicanos registra un incremento inusitado, a ritmo muy similar al de las anfetaminas, que han terminado por desplazar del mercado a la mariguana, de menor poder adictivo y más fácil tratamiento para una eventual rehabilitación.

En un análisis sobre las adiciones en México, el Instituto Nacional de Psiquiatría de la Secretaría de Salud advierte sobre las consecuencias neurológicas irreversibles que provoca el consumo de esas drogas, que «está creando una generación de jóvenes adictos con severas afecciones mentales, proclives a la violencia y a una muerte fulminante por infarto múltiple».

La amplia disponibilidad de esas drogas de más bajo precio y sencilla producción no sólo está provocando un aumento en el consumo -20 por ciento anual-, sino que los jóvenes se inicien a edades cada vez más tempranas en el mundo de las adicciones y con sustancias clasificadas de «efecto potencial», a diferencia de hace algunos años en que el primer contacto con la droga era la mariguana.

En el Informe Nacional Sobre las Adicciones, realizado por la Secretaría de Salud y el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, se señala que, en promedio, cada año 100 mil mexicanos, en su mayoría jóvenes de entre 14 y 18 años de edad, se inician en el consumo de alguna droga y, de ellos, alrededor de dos terceras partes lo hace con la cocaína sintética y las anfetaminas, vinculadas directamente a colapsos, síncopes e infartos prematuros y con el 90 por ciento de los hechos de violencia.

Eduardo Riquelme, subdirector de Hospitalización y Proyectos de Integración Juvenil, apunta que el incremento en el consumo de esas drogas tiene que ver con su potencial efecto alucinógeno -sensación de extrema fortaleza física y paranoia-, su amplia disponibilidad y abaratamiento en el precio de las dosis por la sobreoferta en el mercado.

Las anfetaminas -éxtasis, speed, hielo, cristal o vidrio- se producen en laboratorios clandestinos con toda una gama de componentes como la efedrina, contenida en los antigripales que se expenden en cualquier farmacia, mientras que la cocaína se distribuye en diferentes modalidades de acuerdo a las posibilidades económicas del cliente. La más letal y de bajo precio es el «crack», que se cocina con amoniaco o bicarbonato de sodio hasta que se obtiene un color café pálido; es la forma más adictiva y dañina a la cocaína.

La prevalencia en el consumo de cocaína sintética y anfetaminas se manifiesta en las edades cada vez más tempranas de ingreso a las clínicas de rehabilitación y centros de atención. En 1995 el rango de edad más frecuente fue de 25 a los 29 años; para 1998, de los 19 a los 24 años, y en el 2007, el rango se movió entre los 14 y 24 años de jóvenes que requieren de tratamiento luego de cuando menos tres años de adicción.

La investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Raquel Paredes, señala que la guerra contra las drogas ha sido un total fracaso y ahora los cárteles no sólo utilizan a México como país de paso de la droga hacia Estados Unidos, sino que están creando un mercado interno de consumo apoyado en el narcomenudeo, actividad que creció 700 por ciento entre 2001 y 2007, a la que se dedican unas 300 mil personas, incluyendo familias enteras.

Paredes señala que mientras los cárteles continúan reclutando jóvenes, niños, amas de casa y empleados para distribuir la droga, persisten los vacíos legales y corrupción de jueces y ministerios públicos que permiten a los distribuidores obtener su libertad inmediata con el argumento de ser adictos, además de que no se ataca frontalmente el narcomenudeo visiblemente presente en calles, discotecas, escuelas, parques, estadios y todo tipo de lugares de reunión de los jóvenes.

La Secretaría de Seguridad Pública federal, en su evaluación sobre las adicciones, reconoce que el consumo de drogas en México aumenta a un promedio anual de 20 por ciento y advierte que de no reforzarse las acciones en contra del narcomenudeo, para finales de este año se tendrán 3.6 millones de adictos, de los cuales un millón 200 mil serán consumidores de cocaína o sus derivados sintéticos.

UN MERCADO QUE CRECE

El Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones subraya que de acuerdo a la más reciente encuesta, ocho de cada cien mexicanos mayores de 12 años han probado hasta en cinco ocasiones una droga; de ellos, tres continúan con este consumo y de éstos, más de un 60 por ciento ha cambiado la mariguana por la cocaína y las anfetaminas, que no producen olor, son fácil de esconder y cuyo precio por dosis oscila entre los 50 y 70 pesos.

En particular, puntualiza el SISVEA, el consumo de cocaína y anfetaminas aumenta de manera espectacular en Tijuana, Ciudad Juárez, Guadalajara y el Distrito Federal, donde la prevalencia es de 14.7 por ciento frente a una media nacional de 5.3 por ciento, pero que continúa creciendo en la medida que se extienden las redes del narcomenudeo y se abarata el precio de la droga en sus presentaciones sintéticas.

Tan sólo en el corredor Tepito-Iztapalapa-Nezahualcóyotl, que se extiende por más de 40 colonias de la Ciudad de México, se comercializan mensualmente dos mil kilogramos de cocaína sintética y otras dos toneladas en barrios y colonias de las delegaciones Gustavo A. Madero, Alvaro Obregón y Venustiano Carranza, donde se registra una elevada concentración de jóvenes carentes de oportunidades de empleo y estudio, y que representan un campo propicio para el consumo de drogas.

La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la Organización de las Naciones Unidas asienta que el fenómeno de uso creciente de drogas en México se debe al fracaso de los programas gubernamentales para someter a los cárteles y a que éstos están cambiando sus métodos de operación, dejando atrás las grandes operaciones de narcotráfico para crear un mercado interno de consumo a través del narcomenudeo.

En su reporte señala que muestra del avance del narcotráfico en el mayor mercado de consumo del mundo conformado por Canadá, Estados Unidos y México, es que de las 655 toneladas de droga traficadas en el último año, sólo se aseguraron 40.8 toneladas, de las cuales sólo 21 toneladas fueron incautadas en territorio mexicano.

Javier Oliva, investigador de la UNAM, apunta que el reforzamiento de los controles fronterizos en Estados Unidos «está rebotando la droga» a México, que fácilmente se puede adquirir en narcotiendas, domicilios particulares, calles, parques, escuelas y discotecas en dosis que son fáciles de ocultar y consumir.

Esa sobreoferta está creando un boyante mercado interno de la cocaína que no ingresa al mercado estadunidense y ahora México, de ser un país de tránsito de la droga, ya aparece como potencial consumidor, subraya el investigador.