Los pronósticos lanzados meses atrás por expertos en drogodependecias que auguraban un descenso del consumo de heroína y otros opiáceos a consecuencia de la crisis que subyuga la economía española, parece que, por el momento, no se están cumpliendo al pie de la letra. Pese a que es difícil saber el número exacto de heroinómanos en la Región, son varios los factores que apuntan a un fuerte repunte del consumo esta droga, una de las más adictivas y devastadoras, entre la población murciana.

José María García Basterrechea, jefe de la Unidad de Desintoxicación del Hospital Reina Sofía, afirma tener «la percepción de que, en efecto, se está produciendo un repunte en el consumo de heroína, y además está surgiendo un nuevo perfil de consumidor de esta sustancia: chicos jóvenes que tras un fin de semana de fiesta la utilizan, fumada en chinos -se quema sobre papel de aluminio y el humo se inhala por vía oral con un pequeño tubo-, para contrarrestar los efectos excitantes de la cocaína y las pastillas. A raíz de esta nueva forma de politoxicomanía, los camellos que antes vendían sólo cocaína también proporcionan ahora heroína».

Basterrechea manifiesta asimismo que «los cocaínomanos sufren alucinaciones visuales, auditivas o táctiles: creen que les ven o le persiguen, tienen ideas delirantes, y la heroína se ha convertido para ellos en una especie de falso remedio salvador para evitar ese tipo de situaciones».

Estos nuevos consumidores no responden al esterotipo generalizado de una persona demacrada, pero el cóctel de estupefacientes con el que ponen a prueba su organismo responde, según García Basterrechea, «a una escalada en la que comienzan con el tabaco y el alcohol, después siguen con los psicoactivos -cocaína, anfetaminas…- y alucinógenos -LSD, mescalina…- y rematan la faena con opiáceos: heroína, opio, morfina».

«Esta conducta conlleva un riesgo altísimo -alerta de convertirse en drogodependiente en cuestión de pocas semanas, y muchos van dejando progresivamante de lado los psicoestimulantes y la fiesta y terminan enganchados a la heroína, la más adictiva».

Consumo generalizado

Según datos oficiales del Observatorio Español de Drogas 2007, la Región es la tercera comunidad autónoma con más porcentaje de admisiones a tratamientos por consumo de sustancias psicoactivas, sólo superada por Ceuta y Canarias. «Es que en Murcia existe una altísima tolerancia social y el consumo está muy generalizado. Y una de las grandes equivocaciones es que realmente sólo se considera drogadicto al heroinómano. Los usuarios de otras sustancias -cocaína, éxtasis, cannabis, anfetaminas, LSD…- no cargan con ese estigma; es más, muchos piensan que conlleva un cierto halo de glamour. Uno de los repuntes más preocupantes es el del hachís: en apenas unos meses ha llegado al 70%, pero ni sus consumidores se consideran toxicómanos ni la sociedad les ve como tal», dice Basterrechea.

Bartolomé Pérez, psiquiatra del Hospital Universitario de San Juan (Alicante), asegura que la crisis y el aumento del paro disparan, «siempre y de manera matemática», el consumo de heroína y otros opiáceos. Tras el boom de los años ochenta -el informe Heroína en España: 1977-1996. Balance de una crisis de drogas, del antropólogo y profesor de la Universidad de Granada Juan F. Gamella, establecía que en una población de 100.000 personas había más de 1.000 heroinómanos-, el miedo a contraer sida debido a su consumo intravenoso hizo que el número de yonquis descendiera notablemente una década después -algunas voces pronosticaron entonces la desaparición de la heroína-, pero «ahora el consumo de esta sustancia principalmente es fumado, por lo que el miedo a las infecciones ya no es un obstáculo para los adictos», explica Pérez.

Juan Jiménez, coordinador regional de Drogas de la Comunidad Autónoma, declara que «la sensación actual es que, en efecto, el consumo de heroína va en aumento, pero está asociado a la llegada de inmigrantes de Europa del Este, ya que en sus países de origen la incidencia de esta droga es muy alta y muchos de los que vienen ya son adictos».

Otro factor que arroja más luz sobre el asunto es que, a día de hoy, la tasa de consumo de heroína es la más elevada de la historia de España entre la población escolar (14 a 18 años), según se desprende de las cifras del Plan Nacional sobre Drogas. Este estudio establece que la edad media de inicio se sitúa en los 14,6 años, y se mantiene por debajo de las de otras drogas (éxtasis, cocaína, anfetaminas o alucinógenos), y es parecida a la del cannabis (14,5 años).