Un estudio realizado en 50 centros educativos vascos ha revelado que los profesores temen más al consumo de alcohol que a los porros o al tabaco. El informe, encargado por la Dirección de Drogodependencias del Ejecutivo de Vitoria, concluye que la mayoría de los 516 tutores encuestados están convencidos de que sus alumnos «beben de forma compulsiva los fines de semana». El área integrada en el Departamento de Asuntos sociales pretende ampliar la formación de los docentes, que se confiesan «superados por la realidad», para combatir las drogas.

El informe, elaborado por el Instituto Deusto de Drogodependencias, se ha llevado a cabo en centros de ESO, FP y en varios módulos dedicados a la iniciación profesional (CIP). En uno de los apartados, los especialistas pidieron a profesores y directores de los centros que clasificaran las drogas en función de su peligrosidad. Tras situar a la cabeza del listado la heroína, el «crack» o la cocaína, los docentes coincidieron al colocar el alcohol por delante del cannabis y el tabaco.

El profesorado, no obstante, reconoce en el estudio que el consumo «compulsivo» de bebidas alcohólicas no afecta a la «dinámica escolar». El colectivo, sin embargo, llega a la conclusión opuesta al analizar los perjuicios del hachís. Aunque aseguran que sólo «uno o dos jóvenes por aula» fuman porros en horario lectivo, los tutores alertan de su «influencia negativa en todo el grupo». A su juicio, los alumnos que consumen cannabis de manera continuada incurren en «faltas de atención e indisciplina» que pueden desembocar en «retraso escolar».

«Saturados de tareas»

Para evitar situaciones de este tipo, los docentes abogan por «profesionalizar» la prevención de drogodependencias en las escuelas e institutos. Según consta en el estudio, los profesores «se encuentran saturados de tareas y sienten que la realidad les supera». Además, el 60% de los tutores confiesa que no ha recibido «formación específica» en materia de drogas y casi todos los encuestados inciden en la necesidad de aumentar la colaboración con padres y madres.

La Dirección de Drogodependencias, precisamente, se ha propuesto crear una «alianza» de padres y profesores para «acordar líneas de actuación comunes». Los expertos del Gobierno vasco también pretenden ampliar la formación de los docentes e involucrar a los Departamentos de Sanidad y Educación en las labores de prevención. De esta manera, confían en que los tutores dispongan de las herramientas necesarias para atender a los estudiantes que consuman drogas, «especialmente los más vulnerables por su pertenencia a familias multiproblemáticas o los residentes en barrios desfavorecidos».

De momento, un total de 43 municipios y mancomunidades se han sumado a la iniciativa y recibirán el apoyo del Departamento de Asuntos Sociales para desarrollar programas de prevención de «usos iniciales o problemáticos» de las drogas. Otras 49 localidades ya trabajan con planes de educación para la salud en sus centros de infantil, primaria y secundaria. El Gobierno vasco completa su plan de drogodependencias con subvenciones a 11 entidades que colaboran tanto con escuelas como con institutos.