No es casualidad que a Ljubomir Krivocapic le pusiera las manos encima la Policía el pasado 22 de agosto en un hotel de Barcelona. Como tampoco es casualidad que los antecedentes de este atractivo montenegrino de 28 años conduzcan hasta la ciudad amurallada de Kotor (Montenegro), bañada por el mar Adriático, declarada Patrimonio de la Humanidad y que sirvió de refugio a flotas y barcos en la antigüedad. Bastó una llamada de teléfono de los agentes serbios a los españoles que se encuentran dentro de la red Enfast (Red Europea de Equipos de Búsqueda Activa de Fugitivos) para localizarlo. “Salió a las nueve de la mañana en bicicleta del hotel y no regresó hasta la una de la madrugada, le detuvimos al llegar, mientras dejaba la bici, sin que opusiera resistencia alguna”, aseguran fuentes policiales.

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