Las salas de consumo supervisado de drogas son uno de los servicios en reducción de daños más reconocidos y emblemáticos, en este artículo hablamos desde sus inicios en Europa, hasta su desarrollo en Colombia; pasando por la razón de ser y el sentido de estos dispositivos que ahora son reconocidos como espacios para la prevención y el control de la sobredosis, así como la detección de nuevas sustancias a través de los análisis de drogas.

Inicios y contexto

El surgimiento de la reducción de daños fue inevitable ante la necesidad de abordar los problemas relacionados con las drogas y el VIH, que estaban teniendo un alto costo en todas las dimensiones, especialmente en la salud y lo social, como evidenciaba la elevada tasa de mortalidad entre los usuarios durante la década de los 80. Además, las estrategias basadas en la prohibición violaban la autonomía de decisión y se centraban únicamente en alternativas dirigidas hacia la abstinencia, mostrándose como enfoques costosos e ineficaces.

Así, esta nueva línea de pensamiento e intervención, nació con el objetivo de reformular esa visión tradicionalista y prohibicionista. Catapultada desde el 64′ con la desastrosa “guerra contra las drogas”, se instaló progresivamente como un grupo de políticas, programas y practicas orientadas a minimizar los impactos negativos del consumo y de las políticas públicas y leyes sobre drogas, tanto a nivel de salud, social y legal, basándose en el principio de justicia y derechos humanos; sin ninguna clase de juicio o discriminación (HRI., 2023).

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