Los esfuerzos del Estado por contener los indicadores de consumo de sustancias psicoactivas han fallado: así lo confirma cada nuevo estudio nacional de consumo. Y como si fuera poco, este enfoque solo basado  en la prevención y la abstinencia ha tenido el efecto practico de descuidar otros indicadores igual o más importantes, como aquellos relacionados a la salud de las personas  consumidoras. Por ejemplo: en Colombia, todavía no tenemos una idea precisa de cuántas personas mueren al año por sobredosis. Esta situación no es sostenible y es imperativo que el Estado colombiano empiece a considerar nuevas estrategias y herramientas para afrontar esta problemática.

Afortunadamente, ya sabemos exactamente qué políticas nos podrán ayudar a cumplir esta meta. Gracias al ejemplo de países como Canadá, Portugal, Inglaterra y Suiza, se ha demostrado cómo las políticas de reducción de riesgos y daños en el consumo de sustancias psicoactivas legales e ilegales poseen las cualidades necesarias para remediar varias de las falencias que hoy presentan los esfuerzos del Estado. Estas políticas nos darían un rango de servicios el cual nos permitirá atender correctamente las necesidades de todas las personas consumidoras, no solo aquellos que estan buscando la abstinencia.

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