Redacción –

Tailandia está experimentando un cambio significativo en su enfoque hacia las personas que consumen drogas, pasando de una postura punitiva a un enfoque más centrado en el tratamiento y la reducción de daños. Un artículo publicado por UN News destaca este cambio y su impacto en las vidas de aquellos que luchan contra la adicción en el país.

El artículo narra la historia de Prapat Sukkeaw, un hombre de 49 años que comenzó a consumir drogas a la temprana edad de 15 años. Su historia refleja una época en la que la marihuana y la heroína eran las principales sustancias traficadas desde la remota región conocida como el Triángulo de Oro, que abarca el norte de Tailandia, Myanmar y Laos. Prapat, como otras 57,000 personas en Tailandia, ha enfrentado los desafíos de la adicción a lo largo de su vida.

El cambio en la ley de drogas tailandesa en 2021 ha marcado un hito importante en la forma en que el país aborda el problema de las drogas. Anteriormente, Tailandia imponía severas penas a quienes quebrantaban las estrictas leyes de drogas. Sin embargo, la nueva legislación ha establecido la rehabilitación como un enfoque clave, ofreciendo a las personas que consumen drogas la opción de buscar tratamiento en lugar de enfrentar automáticamente la prisión.

Uno de los desafíos que enfrentan las personas que consumen drogas en Tailandia es la estigmatización y la discriminación por parte de los trabajadores de la salud. A menudo, se sienten marginados cuando buscan atención médica. Para abordar este problema, organizaciones como Ozone, una ONG con sede en Bangkok, ofrecen servicios de reducción de daños y apoyo a aquellos que desean continuar usando drogas, al tiempo que garantizan el acceso a servicios de salud esenciales, como pruebas de VIH y la profilaxis previa a la exposición (PrEP).

A pesar de los avances en la legislación y el tratamiento, Tailandia todavía enfrenta un alto índice de VIH y hepatitis C entre las personas que se inyectan drogas. Aproximadamente el 8% de los consumidores de drogas en el país tienen VIH, mientras que el 42% están infectados con hepatitis C. Estos números son motivo de preocupación en un momento en que las tasas de VIH están disminuyendo en otros aspectos.

A pesar de los desafíos persistentes, Tailandia se está convirtiendo en un modelo para otros países de la región que enfrentan problemas similares relacionados con el consumo de drogas. La nueva legislación y el enfoque de tratamiento centrado en la comunidad ofrecen esperanza de un futuro en el que las personas que consumen drogas reciban una atención de salud de mayor calidad y sean menos estigmatizadas en la sociedad tailandesa.

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