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El viernes 23 de julio conocíamos la noticia sobre el posicionamiento de la corte suprema alrededor de los clubs de cannabis en Barcelona. Sentencia que puede obligar a cerrar a los más de 200 clubs que operan en Barcelona.

The Guardian analiza la situación en un artículo titulado «Barcelona cannabis clubs face closure in new legal setback» [Los clubes cannábicos de Barcelona afrontan el cierre en un nuevo revés legal] donde también recogen la opinión de Eric Asensio, portavoz de la Federación Catalana de Asociaciones Cannábicas (CatFAC).

Los clubes de Barcelona han operado bajo una ordenanza de la ciudad que regulaba su uso, pero la corte suprema ha dictaminado que las autoridades de la ciudad no eran competentes para legislar en los asuntos regulados por el estado.

“La mayoría de asociaciones asume que tarde o temprano se verán obligadas a cerrar”, dijo Eric Asensio

Si bien es cierto que los clubs privados comenzaron con una visión asociativa y privada, actualmente muchos son grandes puntos de venda de cannabis al que acceden turistas. Según señala The Guardian.

Sin embargo, las asociaciones, las autoridades municipales y la policía están de acuerdo en que los clubes reducen el tráfico y el consumo en la calle. La policía dice que en principio no se opone a los clubes. Por ello la CatFAC ha pedido formar parte del grupo de trabajo municipal que buscará una solución legislativa a la nueva situación.

“Lo que se necesita es un marco legal que reconozca la realidad existente y obtener los mecanismos regulatorios necesarios en colaboración con las autoridades públicas, con un claro énfasis en la salud pública”, dijo Asensio a The Guardian.

El modelo que representan las asociaciones de Barcelona es un modelo pionero en Europa, que se ha exportado internacionalmente, y goza de un gran reconocimiento. Además, es un modelo que bien regulado podría poner freno a algunas de las situaciones problemáticas que se están encontrando en Estados Unidos donde hay un modelo más comercial y donde la industria del cannabis está cogiendo mucha fuerza.

Leer el artículo original en TheGuardian.com