Con este objetivo, representantes gubernamentales y del Programa de Control de Drogas de Naciones Unidas (UNDCP, siglas en inglés) suscribieron el miércoles en esta capital la Declaración de Pekín, en la que «exhortan a sus respectivos gobiernos a poner en marcha un sistema de verificación del cultivo ilegal de opio, además de poner freno a la producción de drogas sintéticas».
Los delegados de China, Laos, Vietnam, Camboya, Tailandia y Myanmar, coincidieron al denunciar «el preocupante alza de la producción, tráfico y consumo de sustancias narcóticas y psicotrópicas, especialmente entre los más jóvenes».
«Todos los países firmantes sin excepción se enfrentan a un grave problema. El drástico incremento en el consumo de anfetaminas estimulantes, y la dramática propagación del virus del SIDA», aseguró Sandro Calvani, representante del UNDCP.
Según las estadísticas facilitadas por Naciones Unidas, más del 80 por ciento de las incautaciones de cargamentos de anfetaminas estimulantes realizadas en el mundo en el año 2000, tuvieron lugar en el Sureste de Asia, región que cuenta además con la mitad de consumidores del planeta.
Como consecuencia, la región del Sudeste de Asia se ha convertido en el mayor productor de «Ice» y de «Extasis» del mundo, además de invertir la tendencia en lo que se refiere al tráfico de drogas.
«En los últimos cinco años se ha producido un cambio en el sector. De ser una región eminentemente productora a transformarse en una de las principales fuentes de demanda, con el consiguiente aumento de los beneficios para la industria», precisa Wayne Bazant, asesor del UNDCP para la reducción de la demanda.
Los cultivos alternativos siguen siendo una propuesta viable en el caso del opio, pero en cuanto a las anfetaminas, su reducción, matizan los delegados, no es tarea fácil, ya que su producción únicamente requiere del uso de elementos químicos, lo que dificulta en gran medida las pesquisas policiales.
Los asistentes concluyeron que la reducción de la demanda, sumado a la desarticulación de las redes de distribución, debe ser la prioridad en las políticas antinarcóticos, ya que su bajo precio ha popularizado hasta el extremo su consumo entre los más jóvenes.
El encuentro confirmó que los consumidores de anfetaminas, con edades comprendidas entre los 15 y 25 años de edad, son manifiestamente más jóvenes que los adictos al opio, y suelen abusar de estas sustancias en clubes y bares con un espíritu lúdico.
«El hecho de que los efectos secundarios para la salud del consumo de las drogas sintéticas no sea visible a corto plazo, no sólo desinhibe e incita a la sobredosis, sino que elimina a ojos de los jóvenes todo riesgo», puntualizó Bazant.
Este encuentro de tres días tiene su origen en el convenio de cooperación suscrito por China, Myanmar, Laos, Tailandia y Naciones Unidas en 1993, al que se sumaron Vietnam y Camboya dos años después.