Un estudio realizado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) advierte que los valores que rigen las relaciones sociales en la sociedad actual favorecen el consumo de drogas y que los jóvenes son sus primeras víctimas. El estudio que la FAD presentó ayer en Toledo bajo el título de «Valores sociales y drogas», ha sido elaborado a raíz de 2.800 entrevistas personales a individuos de entre 15 y 65 años de toda España.

Su principal conclusión es que los jóvenes son un fiel reflejo de la sociedad en la que viven donde valores como el esfuerzo, el ahorro o la disciplina están desprestigiados por parte de los adultos frente a otros como el hedonismo, la despreocupación ante el futuro o el vivir al día que favorecen la creación de nuevos patrones de todo tipo de consumo, incluido el de las drogas.

En este sentido, el estudio de la FAD recoge que «es paradójico que la sociedad adulta pida el no consumo cuando el contexto social contribuye a crear los condicionantes que lo favorecen».

El problema surge cuando se abusa del consumo y se produce un «desfase», según Eusebio Mejías, director técnico de la FAD: «La parte buena, entre comillas, de los consumos es lo que tiene que ver con la experimentación, con lo nuevo y con lo lúdico pero la parte mala tiene que ver con el descontrolar y con el pasarse con la particularidad de que los que desfasan son los que vienen detrás» (los jóvenes). Un ejemplo de esta paradójica situación se encuentra cada fin de semana en el fenómeno juvenil del «botellón», muy extendido en todas las localidades. Según este informe de la FAD, el «botellón» es considerado como un comportamiento antisocial y negativo propio de la juventud.

Beneficios personales

Sin embargo, el joven que no participa en él es tachado de «raro». Además, mientras la sociedad defiende un valor como la solidaridad -aunque se califica de utópico- también pone especial énfasis en los beneficios personales y en la vida cotidiana gratificante. Según el director general de la FAD, Ignacio Calderón, «una sociedad que valora mucho el consumo hasta el punto de que lo hemos convertido en un indicador de salud social difícilmente puede explicar después por qué hay que consumir unas cosas y otras no».

Es aquí donde aparece el problema del consumo de drogas que se ve apoyado por valores socialmente aceptados como el individualismo, la búsqueda inmediata de diversión y placer o «el derecho a todo» que «facilitan en algunos casos el consumo de drogas porque las drogas potencian, precisamente, esos elementos del momento», apuntó Ignacio Calderón. El objetivo principal de este estudio de la FAD es conocer los valores imperantes en la sociedad actual, especialmente los que fomentan la drogadicción entre los jóvenes, para trazar estrategias de prevención.

Según Calderón, «hay que potenciar a través de la prevención educativa las capacidades de enfrentamiento a la realidad y hay que dotar a los niños y a las niñas de una capacidad que les permita enfrentarse a la realidad y optar a las cosas que se les ofrezcan con la máxima libertad pero con el menor riesgo».