La industria tabaquera tendrá que destinar 590 millones de dólares para ayudar a que los fumadores de Luisiana puedan dejar de fumar. Parches y chicles de nicotina, líneas telefónicas y programas para abandonar el hábito son algunos de los campos en los que se empleará el dinero, según ha determinado un tribunal.

Es la primera ocasión, según señalan los expertos, en la que un tribunal condena a las compañías tabaqueras a subvencionar este tipo de programas.

En julio de 2003 se determinó que las compañías tabaqueras habían engañado vendiendo un producto adictivo y que planeaban suministrar cigarrillos a niños. Por esta razón, el fallo estableció la necesidad de que la industria llevara a cabo a una serie de programas para dejar de fumar.

En este sentido, la nueva sentencia ha servido para determinar la cuantía y los programas que se tienen que llevar a cabo, aunque todavía queda una tercera fase en la que se establezca cómo deben estructurarse estas iniciativas.

A pesar de que los abogados de la acusación pedían cerca de un billón de dólares, los jueces decidieron rebajar la cifra casi a la mitad. Lo mismo hicieron con la duración de los programas para dejar de fumar, ya que los abogados pedían unos 25 años de vigencia y el tribunal ha establecido un tiempo de 10 años.

La medida afecta a todos aquellos ciudadanos de Luisana que fumaran antes de mediados de la década de los noventa, que es el momento en el que se presentó la demanda. Asimismo, el dinero aportado por las tabaqueras en ningún caso irá destinado a indemnizar los daños individuales de los fumadores.

Todas las empresas condenadas, entre las que se encuentra el grupo Altria de Philip Morris, van a apelar el veredicto.