Ante la falta de políticas que favorezcan el empleo juvenil, son muchos los jóvenes que están sumidos en la incertidumbre, mientras buscan ganarse un espacio en el competitivo mercado laboral.
Según los más recientes estudios de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos, el desempleo afecta en mayor medida a la población de 15 y 19 años, y en particular a las mujeres de ese grupo etario. Cerca del 14% de la población juvenil busca activamente empleo y esa cifra se incrementa en 22,1%, cuando se trata de mujeres.
UNA SALIDA
Como consecuencia de la falta de trabajo y para buscar un escape a su dura realidad, muchos jóvenes caen en las garras de las drogas y el alcohol.
Al respecto, el Observatorio Paraguayo de la Droga demuestra que el 1% de la población paraguaya consume algún tipo de droga ilegal.
La marihuana es una de las más consumidas. Se estima que existen unas 53.880 personas que alguna vez en su vida probaron marihuana y unas 7.046 son consumidores habituales en nuestro país.
Tanto en la capital como en el interior del país, abundan historias de desempleo, como la de Alicia, una joven de 19 años que quiere estudiar una carrera universitaria, pero no cuenta con los medios económicos para hacerlo; y de drogadicción como la de Sabrina, una chica que se recupera de su adicción a las drogas, mientras busca trabajo y anhela un futuro mejor.
«Quiero seguir estudiando, pero es muy complicado»
Alicia Ramírez (19) es una de los cientos de jóvenes paraguayos que todos los días están en la búsqueda de algo que escasea en el país: trabajo.
Hace cuatro meses se quedó desempleada y desde ese momento no paró. Reparte su currículum por varios lugares, pero nada. «Todo el día, o por lo menos dos veces por semana, salgo a repartir mi currículum. Es impresionante cómo te movés y después no pasa nada. Es muy difícil, todos te piden experiencia, pero cómo vas a tener esa experiencia si no te dan la oportunidad», cuenta.
Ella es bachiller y tiene conocimientos de informática. Trabajó durante ocho meses en una farmacia, donde cargaba datos en una computadora. «Mi sueldo me alcanzaba para mis cosas, pero no me rendía para nada», cuenta.
Su meta principal es estudiar derecho, pero por el momento no lo puede hacer. «Quiero seguir estudiando, pero es muy complicado, ya que uno necesita un trabajo para poder estudiar. Mi hermana trabaja y estudia, pero no le alcanza para ayudarme. Mi mamá tiene una ferretería, pero de allí sale el dinero para pagar los gastos de la casa», comenta.
«Decidí dejar la droga, tenía que hacer algo con mi vida»
Durante casi tres años, Sabrina (21) estuvo inmersa en el mundo de las drogas. Por falta de trabajo y metas claras, se dejó llevar por la ilusión de felicidad que le ofrecían la marihuana, la cocaína y las anfetaminas.
En vías de una total recuperación, recuerda los motivos por los que se inició en las drogas. «Empecé a los 18. En esa época yo terminé el colegio y no tenía trabajo, no había decidido qué estudiar; entonces empecé a drogarme», cuenta.
Desde entonces las drogas formaron parte de su vida. «En el ambiente en el que me movía siempre había, era cuestión de pedir nomás. Como yo no tenía trabajo, mis amigos siempre me daban», explicó.
Hace solo algunos meses, Sabrina sintió que era el momento de decir basta. «Yo fumaba marihuana, aspiraba cocaína y consumía anfetaminas. Decidí parar porque tenía que hacer algo con mi vida», explica.
Actualmente la joven vive con sus padres. Aunque aún no tiene trabajo y de a poco se está recuperando, se muestra satisfecha por haber logrado salir del pozo. «Estudio porque tengo la posibilidad nomás, porque o si no iba a seguir y seguro ya iba a ser ladrona o asaltante», reflexiona.
LA CIFRA
14% … de la población juvenil busca activamente empleo, y esa cifra se incrementa en 22,1% cuando se trata del sector femenil.
Alrededor de 50 de cada 100 mujeres en edad de trabajar participan activamente en el mercado laboral, ya sea ocupadas en alguna actividad o buscando empleo.