Los Clubes Sociales de Cannabis (CSC) representan —entre otros elementos— espacios privilegiados de contacto con personas consumidoras de esta sustancia. Mientras las políticas prohibicionistas empujan a los y las responsables de los CSC a la cárcel y, por ende, a las personas usuarias a la clandestinidad, se está desaprovechando una oportunidad de oro para hacer investigación y conocer más de cerca el potencial del modelo de CSC para reducir los impactos negativos asociados al mercado informal, es decir, para mejorar las vidas de quienes consumen cannabis, de los barrios donde se sitúan los CSC y de la sociedad en su conjunto.

En 2015, empezamos un estudio con distintos objetivos: conocer el perfil de una muestra de miembros asociados a distintos CSC de la ciudad de Barcelona, estudiar los patrones de uso de distintas sustancias declaradas ilícitas, entender las motivaciones y percepciones ante el consumo, reflexionar sobre el tema del “consumo problemático”, analizar los motivos para pertenecer a un CSC o cómo las personas asociadas valoran los servicios allí ofrecidos, etc.

Leer el artículo completo en www.iceers.org