Veintiocho personas se encuentran en Córdoba en tratamiento por su addicción al móvil, una terapia que comenzó hace un año. Así lo explicó a el Día de Córdoba el médico de las asociaciones cordobesas de alcohólicos liberados (Acali) y de jugadores en rehabilitación (Acojer), Román Fernández, quien añadió que si no se incide en la prevención “esta adicción se convertirá en un problema especialmente preocupante en de cinco o seis años”.
Por ello, el médico pidió a las autoridades un esfuerzo de colaboración entre todas las administraciones, instituciones públicas y privadas y asociaciones “para que se pueda ofrecer una respuesta a aquellas personas que ahora la padecen y que pueden llegar a sufrir esta adicción”.
Fernández señaló que, además de los 28 casos que ya se encuentran en tratamiento, alrededor de 500 jóvenes cordobeses padecen adicción al teléfono móvil en la capital, un problema que, según el único estudio realizado hasta la fecha por la asociación Proyecto Hombre de Jerez de la Frontera, afecta a más del 0,5 por ciento de la población menor de 30 años.
En cuanto a los tratamientos que se han puesto en marcha para combatir esta adicción, el doctor Fernández manifestó que una de las actividades con mayor éxito son las terapias individuales y de grupo, “ya que todos los profesionales las aconsejan en los problemas relacionados con las adicciones”, señaló, además de los tratamientos farmacológicos para disminuir la ansiedad.
En este sentido, el Comisionado Andaluz para la Droga, Andrés Estrada, ya ha adelantado que en el Segundo Plan Andaluz sobre Drogas y Adicciones ya se está trabajando para la inclusión de medidas preventivas para evitar la proliferación de esta patología, fundamentalmente entre los más jóvenes.
Según manifestó Fernández, la adicción al teléfono móvil se constata cuando un joven tiene gastos superiores a los 180 euros mensuales por abusar de este servicio. Además, estas personas suelen tener problemas de ansiedad, depresión y empiezan a experimentar un menor rendimiento laboral o escolar, según el caso.
Fernández explicó que cada vez hay más personas, y más jóvenes, que utilizan el móvil de manera compulsiva, bien mediante llamadas o, sobre todo, a través de mensajes. Al igual que ocurre con las líneas 906, la persona que ha caído en esa adicción tarda en darse cuenta de la gravedad del asunto. Además, otro problema es el alto costo que ello supone y que, encima del problema para la salud, conlleva otros tantos de índole familiar que acaban agravando la situación.