Muchas razones condenan a una persona al cigarrillo desde la adolescencia:
asociar el acto de fumar con madurez o atractivo, vincularlo con una supuesta tranquilidad y querer ser “como los demás”. Un gran porcentaje de muchachas y muchachos quedan “enganchados” porque el tabaco genera adicción física y psicológica, recuerda Natasha Herrera, consultora de la Organización Panamericana de la Salud en el área de prevención y control del tabaquismo.

La Encuesta Mundial sobre Tabaquismo en Jóvenes concluyó que uno de los factores más importantes para el inicio en Venezuela es la presión de amigas o amigos y el deseo de ser aceptadas o aceptados, detalla Ricardo Granero, coordinador del instrumento de consulta en el país e investigador de Ascardio. El sondeo reveló que 15 varones y 15 hembras de cada 100 habían accedido a su primer cigarrillo antes de los 10 años de edad.

Otro elemento de peso es la publicidad y distribución gratuita de tabaco. Incluso, señala Granero, el chimó actúa como puerta de entrada porque es económico y ha sido promovido como “producto tradicional venezolano”.

Pero también hay un montón de argumentos que empujan a un individuo a romper su relación con la nicotina. Dos de ellos: el temor por la salud y el conocimiento de que el cigarrillo propicia gran cantidad de enfermedades.

Sujetos jóvenes lo harán porque les causa mal aliento, les huele la ropa, su novia o novio no fuma o es muy costoso. 7 de cada 10 fumadoras y fumadores consultados para la Encuesta Mundial sobre Tabaquismo manifestaron querer dejar de fumar.

A los adultos les inquieta la relación entre tabaco y disfunción eréctil, así como el rendimiento en los deportes y la dificultad para encender un cigarrillo en el sitio de trabajo. Más adelante, comenta Granero, “los problemas de salud se van presentando, y surge como principal motivo de cesación del tabaquismo la conservación de la salud”. La angustia se acrecienta a partir de los 35 años, cuando la tos se vuelve compañera permanente y el cuerpo ya no responde como antes.

Las advertencias colocadas en las cajetillas, con imágenes como las de los pulmones de un ser humano que fuma, han motivado a adultas y adultos a tratar de romper las cadenas. “1 de cada 4 jóvenes de 15 a 18 años trata de dejar de fumar, pero no lo consigue, debido a los mecanismos de adicción en su cerebro”, aclara Herrera.

Romper el condicionamiento

Sin embargo, abandonar el tabaco es posible, y siempre vale la pena intentarlo. Algunas personas pueden lograrlo con su fuerza de voluntad, pero lo habitual es apoyarse en las herramientas que facilitan la cesación. Lo aconsejable, insiste Herrera, es combinar la terapia conductual con el apoyo farmacológico.

1) Información y modificación de conducta: “Fumar tiene una parte de condicionamiento muy importante; por eso, cuando el individuo que quiere dejarlo observa a alguien haciéndolo, se activa el centro de adicción de su cerebro”, describe la especialista.

Para romper con el automatismo, se inventaron trucos como:
quitar de la vista ceniceros y cigarrillos, respirar profundo, beber agua, comer frutas, mantener las manos ocupadas y reducir gradualmente el consumo.

2) Reemplazos de nicotina:
Los chicles y parches que contienen esta sustancia permiten la desensibilización gradual (proceso que puede demorar tres meses). En otras naciones se consigue nicotina inhalada y pastillas sublinguales.

3) Medicamentos no nicotínicos (como el clorhidrato de bupropion): “Actúan sobre el sistema nervioso central y evitan el síndrome de abstinencia, pero deben ser administrados bajo vigilancia médica”, explica Herrera. Próximamente se comercializarán en Venezuela otros fármacos “que trabajan directamente sobre los receptores nicotínicos en el cerebro”.

4) Hipnosis: “Entre 3% y 10% de la población deja de fumar con cualquier cosa, y hay pacientes a quienes les funciona la hipnosis”, asegura.

Al cabo de 1 año, 32 de cada 100 personas habrán logrado su cometido. Ese 68% restante reincide por el estrés, pérdida de seres queridos, problemas legales o situaciones sociales. “Sabemos que cerca de 20% de los fumadores que intentan dejarlo, lo logra por al menos 9 meses; y que se requieren varios intentos para dejar el tabaco definitivamente”, enfatiza Granero.

5) La vacuna: En el futuro (¿cercano? ¿lejano?) se dispondrá de un nuevo tratamiento:
una inmunización (Nicvax) que se encuentra en fase experimental y que está diseñada para que el organismo fabrique anticuerpos que se unan a la nicotina e impidan que entre en el cerebro.