Se deposita una “mascada” en el piso de la boca. No se traga, ni se mastica, pero la salivación abundante obliga a escupir constantemente.

La imagen del uso de chimó era común en zonas rurales; pero ahora, también es habitual en las ciudades. “El consumo de chimó en Venezuela ha ido en aumento constante en los últimos 15 años”, asegura Ricardo Granero, coordinador de la Encuesta Mundial Sobre Tabaquismo en Jóvenes para Venezuela, y adjunto a la unidad de investigación clínica y epidemiológica de Ascardio (Lara). Con toda seguridad “dejó de ser un hábito de la población rural y de los páramos andinos para incursionar con fuerza en las ciudades. El chimó se ha convertido en un hábito urbano”, asevera Patricio Jarpa, profesor titular de la Facultad de Odontología de la Universidad de Los Andes. El desplazamiento poblacional ha favorecido la penetración del producto.

Originalmente, estaba relacionado con personas adultas y ancianas residentes en zonas rurales o suburbanas, describe Jarpa. Ahora, adolescentes lo combinan con alcohol y cigarrillo “probablemente en busca de emociones fuertes”. En síntesis: está de moda.

De hecho, “se creía que estaba limitado a la población anciana y obrera de las zonas agrícolas, pero los resultados de la Emtajoven revelaron que el consumo de chimó es un fenómeno urbano sin distinción de clases socioeconómicas”, sostiene Granero. El estudio demostró que 7,8% de los varones y 3,5% de las chicas emplea esta pasta de tabaco; especialmente, los alumnos más pequeños (de sexto grado) y matriculados en escuelas públicas.

“Es gente joven, por debajo de los 20 años de edad, de cualquier sector socioeconómico. En estudiantes de sexto grado hay más consumidores de chimó que de cigarrillo”. En entidades como Lara, Monagas, Cojedes y Barinas, 1 de cada 10 cursantes de sexto a noveno grado utilizan chimó.

Otros elementos indican que hay una búsqueda mayor de esta presentación del tabaco. “Comerciantes de la zona hablan de una demanda significativamente mayor”, comenta Jarpa. Bodegas, abastos y algunos supermercados lo exhiben.

Nicotina en la boca El chimó es una pasta de tabaco fabricada artesanalmente desde tiempos precolombinos, explica Granero. Se obtiene a partir de la cocción de hojas de tabaco durante varios días, hasta conseguir una pasta espesa de color negro, la cual es aderezada con azúcar, lejía, carbón, especias o químicos.

Es probable que la campaña contra el cigarrillo a escala mundial haya dejado al chimó como una opción supuestamente menos dañina de disfrutar del tabaco, asoma Jarpa. También es la puerta de entrada al cigarrillo y a otras drogas, o se consume como un complemento del fumar; se le atribuyen propiedades benéficas para tratar enfermedades respiratorias, evitar mordeduras de serpientes, protegerse contra las caries y eliminar lombrices. Aparte, el preparado tiene un efecto estimulante y energético, reportado por las y los usuarios.

Para Granero, influyen, igualmente, el bajo precio, el mercadeo del producto como parte de la identidad cultural nacional y la promoción de sus presuntas bondades, la venta sin restricciones cerca de colegios y liceos, el que no emita humo (por lo cual se puede usar en el trabajo o en el colegio) y el efecto inmediato de la nicotina al ser absorbida por la mucosa de la boca.