Uno de los propósitos más frecuentes cuando empieza un nuevo año es dejar de fumar. Todo el mundo sabe que es sumamente dañino para la salud y que el cigarrillo aumenta el riesgo en la mayoría en las enfermedades más mortíferas: el cáncer y las dolencias cerebro-vasculares. Sin embargo, a pesar de la copiosa información que existe al respecto, no es fácil para los fumadores deshacerse de este hábito. Por ello, queremos ofrecer algunos truquitos que pueden ayudar a aquellos que se han hecho el propósito de dejar de fumar.

EL CIGARRILLO ES UNA ADICCIÓN QUE PRODUCE ESTRÉS.

Lo primero sobre lo que debe tener conciencia es que el hábito tabáquico es una adicción. La nicotina produce dependencia, por lo que cualquier sensación de tranquilidad o de reducción de la ansiedad que genere el fumar un cigarrillo no responde a otra cosa que la de satisfacer los niveles de esta sustancia.

No es verdad que fumar un cigarrillo relaja. Por el contrario, al organismo se le somete al estrés de necesitar algo artificial, en este caso la nicotina, cuando se genera la adicción. En consecuencia, el dejar de fumar significará, a muy corto plazo, la posibilidad de dejar de sufrir el estrés de la adicción a la nicotina.

No es cierta la trillada frase que usa la gran mayoría de los fumadores: «yo fumo porque me gusta». Lo dirán de los dientes para afuera, pero en su interior saben que si por alguna razón les faltara el cigarrillo deseado, algo se activaría dentro de ellos y se les generaría una molestia real.

¿CÓMO MOTIVARSE A SÍ MISMO PARA DEJAR DE FUMAR?

Es difícil vencer la adicción y el síndrome de abstinencia que se produce durante los primeros días, por ello es muy importante tener alguna buena motivación que permita mejorar el entusiasmo cuando éste decaiga.

Los hijos suelen ser una razón importante para dejar de fumar.

Tenga fotos de sus hijos cerca, a fin de que cuando le den ganas de fumar, los vea. Incluso llámenlos por teléfono o envíenles un mensajito de texto.

Cualquiera de estas cosas puede sustituir el encender un cigarrillo.

Lo mismo puede servir con la pareja. Muchos matrimonios tienen grandes problemas porque uno de los dos fuma y el otro se ve afectado o simplemente se preocupa por su salud. Dígale a su pareja que le apoye y converse con él o ella cada vez que tenga la imperiosa necesidad de encender un cigarrillo.

De igual modo, existen razones económicas para dejar de fumar.

Coloque en una alcancía el dinero que gastaría diariamente en cigarrillos y cuando tenga una cantidad suficiente, regálese algo que le agrade; concédase este premio por el esfuerzo de dejar de fumar.

Comience, desde el primer día, a disfrutar de nuevas sensaciones.

Disfrute los olores y los sabores.

Cada día que pase olerá mejor y tendrá mejores sensaciones gustativas.

De igual forma, el tacto, especialmente de las manos, y de la boca y sus alrededores, mejorará. Regálese momentos para disfrutar de estas nuevas sensaciones. Dígale a su pareja, o a alguna persona de su confianza, que le prepare una fiesta de sensaciones gustativas, olfativas y táctiles. Se lo merece.

Reconozca las potencialidades de su nuevo cuerpo libre de cigarrillos.

Poco a poco se dará cuenta de que respira mejor, que tiene mayor capacidad pulmonar y, por tanto, mejores condiciones físicas. Salga a caminar o a hacer algún ejercicio que le guste. Ahora tendrá más energía.

También puede disfrutar más sus relaciones sexuales, puesto que tendrá más resistencia. Haga la prueba.

Compruebe cómo mejora su aspecto personal. Primero, olerá mejor, pues usted y su ropa no estarán impregnados del desagradable olor del cigarrillo. Sus manos comenzarán a blanquearse dejando atrás ese color amarillento de los dedos. Lo mismo sucederá con sus dientes. La piel de su rostro, poco a poco, se volverá más suave, pues ya no recibirá el maltrato del humo constante ni del calor que se expele en cada bocanada. En fin, no deje de darse cuenta de que cada día se verá más atractivo, más joven y más saludable.

Anote en un cuaderno o libreta cada uno de estos cambios en su salud o su aspecto personal, y cuando le den ganas de encender un cigarrillo, léalos para recordar todas las buenas razones que tiene para dejar de fumar.

TRUCOS QUE SIEMPRE AYUDAN.

El cigarrillo, además de una adicción, es también un hábito.

Es por ello que es importante, si usted está tratando de dejar de fumar que, al menos por unos días, modifique algunos de sus hábitos cotidianos.

Por ejemplo, si usted sabe que siempre que toma café le provoca encender un cigarrillo, sustituya por un tiempo el café por otra bebida, como el té o la manzanilla, o simplemente el agua. Si no quiere dejar de tomar café, al menos no encienda un cigarrillo inmediatamente después de tomarse una taza. Dígase a sí mismo: lo haré, pero en media hora, a fin de dejar de vincular el café, automáticamente, con el cigarrillo.

Si cuando toma licor lo asocia a fumar, evítelo por unos días hasta que su adicción esté controlada.

Igualmente, si después de las comidas tiene la necesidad imperiosa de fumar, corra a cepillarse los dientes justo al terminar de comer, lo cual evitará la asociación.

Cuando le den ganas de fumar, ocupe su boca con otras cosas. Por ejemplo, puede tener pedacitos de zanahorias u otro vegetal que le guste a la mano y comerlos. También sirven las pasitas, si le gustan, o los chicles sin azúcar, o los clavitos de olor o una rama de canela. Lo importante es que su boca consiga un sustituto al cigarrillo que no le engorde.

Sus manos también deben ocuparse: los rosarios árabes o las pelotas de goma antiestrés son ideales para eso. Cualquier cosa que le permita a sus manos estar ocupadas y no recordar el juego manual con el cigarrillo.

Busque apoyo en la gente que lo quiere. Dígale a sus hijos, familiares y amigos que está dejando de fumar, a fin de que lo apoyen y lo feliciten constantemente por su esfuerzo.

NO COMPRE CIGARRILLOS. Importantísimo: no compre cigarrillos. Saque todos los cigarrillos que tenga en su casa, en el carro, en la oficina o en cualquier lugar y no vuelva a comprar cigarrillos. Así se reducen al mínimo las posibilidades de caer en la tentación.

No caiga en la trampa común de que se fumará sólo uno para bajar la ansiedad, porque de esta forma retrocede en su esfuerzo por controlar su adicción. Manténgase firme y si llega a fumarse uno, júrese a usted mismo, en serio, que será el último.

Participe en actividades que lo distraigan y que sean incompatibles con fumar, tales como ir al cine, nadar, hacer ejercicios, jugar con sus hijos o sus sobrinos.

Si cree que lo necesita, utilice suplementos nicotínicos, tales como parches o chicles. Hay una gran variedad en el mercado y pueden servirle de ayuda.

Finalmente, recuerde que este es un proceso, que no conseguirá los resultados en uno o dos días. Las dos primeras semanas serán las más difíciles, pero la buena noticia es que la situación tiende a mejorar, por lo que todo consiste en superar la primera parte. En muy corto tiempo usted se habrá liberado de una adicción que acaba con su salud, con su energía y que lo esclaviza. Pronto, usted mismo verá la gran diferencia en el mejoramiento de su calidad de vida.