Un problema que eleva la preocupación año tras año. Los jóvenes cada vez empiezan antes a beber alcohol y, según los expertos, sirve de plataforma para otras drogas y destroza hogares. La asociación Alcohólicos Rehabilitados de Miranda (Aremi) cuenta ya con medio millar de socios y atiende casi 3.000 consultas al año. Rafael Sánchez es el presidente local y nacional de esta agrupación. Advierte que las instituciones no prestan atención a este grave problema social y pide una política de prevención firme.

-¿Es tan serio el problema?

-Sí, muy serio. Para la juventud es lo más asequible y lo que más fácil le resulta adquirir. Los últimos estudios del Plan Nacional de Drogas, basados en parte en nuestros datos, demuestran que un altísimo porcentaje de los accidentes de tráfico están provocados por el alcohol.

-Muchos creen que no es una droga.

-Pues es una droga, y dura. Sólo hay que pensar que está matando a más gente que cualquier otra enfermedad. Y eso sin contar todos los casos que se ocultan a diario.

-¿Por ejemplo?

-Mucha gente muere de enfermedades hepáticas directamente relacionadas con el alcohol y muchos seguros no denuncian accidentes de tráfico que han llegado como consecuencia de un consumo excesivo.

-¿Está usted en contra del alcohol?

-No es que estemos en contra sino que luchamos contra los problemas que nos ha creado y está provocando en la sociedad mirandesa. Se está convirtiendo en el auténtico monstruo.

-¿En qué sentido?

-En los últimos cuatro meses, de todas las personas que han llegado hasta Aremi, siete tienen entre 20 y 25 años. Es un número mayor que cualquier otra franja de población.

-¿Qué sucede?

-Los jóvenes ahora están mejor preparados que nunca a nivel académico, pero respecto al alcohol no tienen suficiente información.

-Tal vez se deba a que Miranda se encuentra muy integrada en la cultura del vino…

-Sí. Hasta el Ayuntamiento fomenta una denominación de origen, pero de eso no estamos en contra. Los hosteleros son los primeros interesados en que no haya gente problemática pero, ¿quién le pone el cascabel al gato?

-Explíquese.

-Cada vez nos llegan más jóvenes y más dañados porque el alcohólico puro no existe, salvo que sea mayor. Todos somos politoxicómanos, aunque siempre hay una droga con más dependencia. Entre los jóvenes ahora está de moda la cocaína mezclada con el alcohol.

-El que bebe sólo fines de semana, ¿se puede considerar alcohólico?

-Yo pensaba que si bebía sólo los fines de semana no lo era y ahora soy el presidente de Aremi.

-…

-Es un tema muy serio y sólo hace falta coger un diccionario para saber qué es un alcohólico. Si no puedes divertirte sin beber, tengas 14 ó 40 años, algo no funciona.

-¿Y cómo se soluciona?

-Las instituciones tienen que ofertar alternativas. Pero si les dices a muchos jóvenes que se vayan a la Parte Vieja de marcha pero que sólo beban zumo te contestan que no pueden. Aquí se sientan las bases y quien no sepa salir de ese círculo será alcohólico.

Historias de terror

-¿A qué edad se empieza a beber en Miranda?

-Jovencísimos, con 12 ó 13 años. Lo más preocupante no es sólo que la mujer ya haya igualado en este triste capítulo a los hombres, sino que les está superando.

-¿Cómo se cae en la enfermedad?

-Cuando eres joven se recurre por complejos de inferioridad, por timidez y porque a la hora de entablar una conversaciones con el sexo opuesto estás más desinhibido. Pero llega un momento en el que cruzas la línea invisible y estás perdido. Eso no quiere decir que te emborraches todos los días, sino que no sabes tener una vida social sin alcohol.

-¿Existe realmente la presión del grupo?

-Es una de las principales vías por las que se llega al problema. Lo que no puede decir un padre es que si su hijo no estuviera con un amigo u otro no bebería, porque no es cierto. Beber es, al final, una decisión personal.

-Los padres, ¿son demasiado permisivos cuando sus hijos llegan borrachos a casa?

-Con los hijos no, pero a la hora de buscar soluciones al problema sí. Primero, por el qué dirán, y después por todo. Hasta que el problema es grave y llegan las lamentaciones.

-¿Es la base para empezar a tomar contacto con otras sustancias?

-Es la plataforma de lanzamiento para todas las drogodependencias porque es la más fácil de adquirir y no deja de ser una sustancia legal.

-¿Cómo se trabaja con los menores?

-Mucho más duro que con los mayores porque llegan con un deterioro increíble y muy superior.

-¿Muchas familias mirandesas han sido castigadas por el alcohol?

-Más de lo que la gente cree. Muchas veces nos empeñamos en cargar las tintas sobre los jóvenes, pero muchas miserias de la vida están relacionadas con el alcoholismo. El más grave es el que bebe solo en casa. Sólo su mujer y sus hijos lo saben y surgen auténticos dramas dignos del argumento de cualquier película de terror.

-¿Se sorprende de las historias que les cuentan en Aremi?

-La capacidad de sorprenderte ya es nula. Cuando viene alguien con una salvajada al centro sabes que llegará otro mañana con una historia aún peor. Es muy triste, pero cierto.

-¿Cómo se puede detectar que una persona es alcohólica?

-Normalmente es muy fácil. Lo llevan escrito y llegan en mal estado de repente. De todos modos, el alcohólico no necesita estar las 24 horas del día borracho. Ése es otro paso en el que ya se bordea la muerte.

-¿Qué tratamientos se pueden seguir?

-Primero, una cura de desintoxicación si fuera necesario bajo tratamiento médico y, después, la terapia de grupo. El progama dura tres años en principio pero hay que tener en cuenta que las drogodependencias son enfermedades progresivas y de por vida, que sólo se pueden detener. Por eso, una vez acaba el programa la gente sigue en contacto con la asociación.

Charlas en institutos

-¿Cómo se puede salir de esta enfermedad?

-Es difícil, pero lo primero es querer cambiar la vida que llevas. Querer, querer y querer. Eso es lo más importante. Aquí la información es esencial y va a jugar un papel importante.

-¿Qué consecuencias puede tener un consumo excesivo?

-La muerte. Es un suicidio lento, sobre todo es no vivir ni tú ni nadie de tu alrededor. Es muy triste y una vida asquerosa. Es una depresión contínua. Cuando eres capaz de salir del alcohol es cuando empiezas a vivir y te das cuenta de quién eres.

-¿Cree que hay pocos recursos para atender a los afectados?

-Hay tan pocos recursos como que estamos olvidados, tanto por el Ayuntamiento como por otras entidades. Hemos presentado programas muy bien diseñados y muy serios, pero los han rechazado.

-¿Cuál es la fórmula buena?

-Todos se olvidan de este problema. Aquí lo que queremos es vivir tranquilos sin que nadie nos moleste. La mejor forma de hacerlo es quitando de medio a la gente conflictiva. Si los alcohólicos estuviéramos montando jaleo todo el día por las calles, seguro que buscaban recursos para ayudarnos.

-¿No está de acuerdo con los criterios que se siguen para repartir subvenciones?

-Aquí el que más se queja es el que más consigue. Yo no creo que haya que quejarse sino trabajar y proponer soluciones dignas. El año pasado hicimos programas en dos institutos de Miranda pero por suerte o desgracia cuentan con nosotros más los institutos del resto de la provincia. A nadie le interesa este tema hasta que el niño o la pareja llega a casa de mala manera.

-A pesar de todo, ¿seguirá trabajando para ayudar a quienes caen en este problema?

-Nosotros vamos a seguir trabajando con o sin ayuda de nadie. La Federación de Alcohólicos Rehabilitados de España seguirá adelante con sus programas. Y trabajaremos de forma altruista, como lo hemos tenido que hacer hasta ahora.