Se puede establecer que el concepto de sociedad y civilización nacieron hace unos 6.500 años, este tiempo, que nos parece muy largo, ha servido de muy poco. Ha habido un adelanto cultural, tecnológico y científico impresionante, sobre todo en los últimos cien años, pero en humanismo, enriquecer, prosperar y mejorar los valores humanos el adelanto ha sido negativo, con tantos años de florecer multitud de culturas que han ido apareciendo y desapareciendo en el transcurso de la historia, lo que se ha conseguido es bien poco. Después de miles de años prevalecen en los hombres el rencor, el odio, la envidia, el orgullo, la lujuria, la avaricia, el deseo desenfrenado de posesión de riquezas, multitud de guerras, la hambruna en el tercer mundo, las muertes por enfermedades benignas y fácilmente curables, la desigualdad en el reparto de la riqueza y de los recursos naturales, en fin una lista casi inacabable.

Todo viene a confirmar que nuestra civilización, la civilización de la tierra, sea una civilización fracasada, tantos miles de años no han servido por fomentar la hermandad, la convivencia, la solidaridad entre los hombres y los pueblos si no todo el contrario. La globalización y los paraísos fiscales no ha hecho nada más que aumentar muchas de las quiebras que tiene nuestra sociedad y ha separado mucho más los ricos de los pobres, a la vez que han conectado y engrandecido desmesuradamente el trafico de armas, el crimen organizado, la trata de seres humanos y el narcotráfico. Lo que mueve el mundo y manda son la economía y el dinero, el afán de poder mueve a las personas y para disfrutarlo no dudan en usar las herramientas que hagan falta incluyendo el soborno, el chantaje y la extorsión.

En este contexto, parece mentira pero, en un mundo que presume de democrático y solidario, en pleno siglo XXI hay en nuestro planeta 23 guerras que albergan un total de 27 conflictos armados: Afganistán, Argelia, Birmania, Chad, Colombia, Etiopía, Filipinas, Georgia, India, Irak, Israel y Palestina, Nigeria, Pakistán, Republica Centroafricana, Republica del Congo, Rusia, Somalia, Sri Lanka, Sudán, Tailandia, Turquía, Uganda y Yemen, últimamente se puede añadir Méjico ya que los enfrentamientos de los narcotraficantes con el ejercito es más parecido a una guerra que un simple enfrentamiento policial de poca importancia.

La doble moral que rige en los países, sobre todo occidentales, vuelve a aparecer, el negocio del tráfico de armas es el más rentable del mundo y  los mayores fabricantes de armas son los cinco países integrantes del Consejo de Seguridad de la ONU (EEUU, Reino Unido, Francia, China y Rusia).

Fabricar y vender armas ligeras es un gran negocio mundial. Cerca de 7 millones de armas cortas y largas son producidas anualmente. Aproximadamente, el 75% se fabricaron en los EEUU y la Unión Europea. Otros importantes productores son Brasil, China, Canadá, Japón y la Federación Rusa.

¿Quién se beneficia además de los traficantes? claro está que los fabricantes, y en el mundo existen 152 fabricantes de armas repartidos entre 30 países: Alemania (16), Argentina (8), Austria (3), Brasil (3), Bélgica (1), Canadá (1), Chile (1), China (1), Colombia (1), Corea del Sur (3), Egipto (1), Eslovaquia (1), España (10), Estados Unidos (48), Francia (7), Filipinas (1), Finlandia (2), Hungría (1), Reino Unido (5), Italia (12), Israel (1), Japón (2), Méjico (4), Polonia (2), Republica Checa (3), Rusia (3), Servia (1), Suecia (2), Suiza (4) y Turquía (4), sin contabilizar la producción artesanal que existe en algunos países en conflicto como ocurre en Afganistán, en la Provincia de la Frontera del Noroeste de Pakistán existen poblaciones cuyos habitantes trabajan exclusivamente en la fabricación de armas. En la población de Darra Adam Khel y alrededores, por ejemplo, 40.000 personas dependen de este negocio. Darra fabrica entre 400 y 700 armas al día. Para conseguir un revólver  sólo tienes que disponer de unos 20 dólares y volver dos días más tarde. Para conseguir un kalashnikov, unos 80 dólares y cuatro días.

Las estimaciones indican que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU Unidos (Estados Unidos, China, Rusia, Francia y el Reino Unido)  un total de casi el 85% de la flota mundial de armas. Estados Unidos exporta casi el 15% de su producción, el Reino Unido y Francia, el 25% y 20% respectivamente. Casi el 80% de las ventas van a los países más pequeños y más pobres, especialmente para las áreas problemáticas en el mundo en desarrollo.

La globalización ha potenciado un terrorismo internacional  mejor comunicado y con estructuras organizativas no piramidales y en perfecta sincronía con todas las organizaciones criminales y mafiosas, consecuencia de ello el tráfico ilícito de armas está cada vez más estrechamente ligado al narcotráfico. En Perú, hace unos meses, saltaron todas las alarmas cuando el Ejército comprobó que los resquicios de la guerrilla maoísta Sendero Luminoso, hoy dedicada a la producción y venta de cocaína, tenían en su poder lanzacohetes RPG-7, ametralladoras pesadas y fusiles Kaláshnikov, todos de origen ruso.

El narcotráfico y el trafico de armas  se ha convertido, gracias a la globalización y los paraísos fiscales,  en un comercio que pone en circulación enormes cantidades de capitales, utiliza una fuerza de trabajo importante, medios de transporte, la corrupción y todas las formas de presión y de influencia. La globalización ha internacionalizado el narcotráfico y el trafico de armas poniendo en contacto a todas las mafias y organizaciones criminales de todo el mundo y los paraísos fiscales aseguran la impunidad y el blanqueo de dinero negro del crimen organizado, del narcotráfico, del terrorismo, del tráfico de armas, del tráfico de personas y de la corrupción en general.

La ilegalidad de la industria de la droga le imprime un carácter peculiar: el crimen organizado, la violencia y la corrupción son sus componentes naturales. El narcotráfico ejerce su poder para penetrar en las estructuras de la sociedad civil, para intervenir en las redes de toma de decisiones y para controlar parte de los territorios nacionales. Y usa la fuerza a través de grupos paramilitares para desestabilizar los Estados e imponer sus propias leyes y valores, violando los derechos humanos y poniendo en peligro la permanencia del sistema democrático, gracias en una gran parte a sus contactos y negocios con los traficantes de armas.

El informe “La narcoinsurgencia de México y la política antidrogas de Estados Unidos” elaborado por el Instituto de Estudios Estratégicos, que es el encargado de proporcionar análisis al Departamento de Defensa de Estados Unidos sobre seguridad nacional y geoestrategias, indica: “los cárteles mexicanos del narcotráfico, están empleando fuerza paramilitares privadas que usan armas avanzadas y son reconocidos por su brutalidad, siendo Los Zetas los más conocidos y son considerados por oficiales de Estados Unidos como el ejército privado de México tecnológicamente más avanzado, sofisticado, y violento’’.      

El trafico de armas esta tan ligado al narcotráfico que los caminos de la distribución de la droga se utilizan en sentido inverso para exportación ilegal de las armas. La mayoría de las veces los narcotraficantes pagan con droga y así los traficantes de armas entran también en este circuito del mundo de las drogas.

Poco remedio tienen estos dos tristes capítulos, y bastantes más, si los países abanderados de la prohibición de las drogas, que no han sido capaces en casi un siglo de acabar con el consumo y el narcotráfico, son los que alimentan y se benefician del tráfico de armas. Todo ello confirma también  la incompetencia e inutilidad de la ONU, organización que jamás puede ser efectiva mientras cinco de sus miembros (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China) gocen del derecho de veto, derecho que a mi entender tiene muy poco de democrático, a pesar del sistema democrático del que alardean poseer estos países y confirma también el tan repetido ejercicio de la doble moral. En pleno siglo XXI no parece muy lógico que cinco países puedan decidir la suerte de los 187 restantes componentes de la ONU, ejerciendo la facultad del derecho a veto aprobando solo lo que favorece a sus intereses.

Decía Winston Churchill que la democracia es el menos malo de los sistemas políticos pero si se vanaglorian de ella y no la practican, si no se acaba con los sobornos, las corrupciones y el afán de enriquecerse sin tener en cuenta los medios utilizados, pocas esperanzas hay para creer que habrá solución para los 852 millones de personas que pasa hambre en el mundo, para frenar el calentamiento global, para erradicar el trafico de armas, el narcotráfico, la trata de blancas y menores, el trafico de personas, la discriminación, la desigualdad en el reparto de la riqueza y los 30 millones de niños que son explotados laboralmente, por poner solo algunos de los males que aquejan a nuestra democrática sociedad. Mientras el crimen organizado, las mafias, los traficantes de armas y los narcotraficantes, gracias a la globalización y los paraísos fiscales, con su dinero negro blanqueado, se van infiltrando en multinacionales, bancos y empresas legales adquiriendo, cada vez más, parcelas de poder en la economía mundial, y es tristemente la economía la que rige los destinos de nuestro mundo

Firmado: Joan Manuel Riera Casany
Voluntario social