Cada día se alzan más voces a favor de la legalización de las drogas y por contra los gobiernos están forzando cada vez más la lucha contra ellas y consecuentemente gastando más dinero en su empeño. Empeño que a la vista de los resultados es un empeño inútil ya que el aumento del consumo y del narcotráfico es un hecho irrefutable. Es verdaderamente una incongruencia dedicar más esfuerzos y más dinero a una política prohibicionista que no obtiene los resultados deseados y que paradójicamente son totalmente inversos a los objetivos fijados. Parece lógico que si no se consiguen los objetivos y las situaciones hace cada día más grave se tendría que reflexionar sobre la política empleada y buscar políticas alternativas que fueran más eficaces ¿Por qué no se actúa como lo haría cualquier empresa analizando a fondo la filosofía y mecánica de esta política, buscando los errores, estudiando alternativas y poniendo en marcha una política más eficaz? La respuesta es que el narcotráfico es el tercer negocio del mundo en importancia y con los multimillonarios beneficios que obtiene tiene el suficiente poder económico para sobornar y corromper a políticos, estamentos oficiales de prevención y lucha contra las drogas, médicos, asistentes sociales, burócratas, policías, militares y a todo el que les haga sombra.
Pero no es esta la única respuesta, las multinacionales farmacéuticas, tabaqueras y del alcohol, que en EEUU financian las elecciones de los partidos políticos y que pagan el 80% del presupuesto de las campañas estatales de «vive sin drogas», apoyan esta equivoca política buscando el beneficio propio. Las industrias farmacéuticas el paraguas bajo el que se esconden es la protección de la salud pública, pero su verdadero objetivo es evitar una competencia legal de las drogas prohibidas. Como no van a querer que prosiga la prohibición si venden drogas legales con las que se drogan más personas que con las ilegales, sin importarles las muertes que provocan, muchísimas más que las ilegales. Y como prueba la noticia:
“El número de estadounidenses adictos a sedantes, anfetaminas y otros medicamentos se disparó de 3 millones 800 mil a 7 millones en los últimos 6 años
LA OTRA ADICCIÓN |
Se protege y fomenta el consumo de otras drogas, las que dejan grandes beneficios empresariales a multinacionales tabaqueras, alcoholeras y farmacéuticas, a la vez que cuantiosos impuestos a los gobiernos y como contrapartida, quizás para intentar acallar la voz acusadora de su conciencia, se empeñan, cada vez más, en una política nefasta y fracasada de guerra contra las drogas.
Queda bien patente que con el narcotráfico y las multinacionales farmacéuticas, tabaqueras y alcoholeras el mal llamado “problema de las drogas” nos es otra cosa que un problema económico, como casi todo lo que mueve los hilos que hacen caminar a la sociedad.
Firmado: Joan Manuel Riera Casany
Voluntario Social