Resulta más que evidente que el desarrollo de políticas públicas en materia de drogas debe estar sustentado en un análisis lo más certero posible de la realidad que se considera problemática y se quiere modificar.
En España, el análisis de la situación nos viene dado por las encuestas que publica periódicamente la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas. En ellas se ofrecen información sobre todo un conjunto de indicadores que, en línea con otras encuestas realizadas en Europa y el resto del mundo, permiten conocer la extensión del consumo de drogas en nuestro país y algunos de los problemas derivados de dicho consumo, entre otros indicadores.
Los indicadores sobre la extensión del consumo de drogas son las llamadas prevalencias de consumo y son las que suelen captar la mayor parte de la atención, tanto de políticos, profesionales y medios de comunicación. De hecho, es lo que más va en la línea de mantener un cierto sensacionalismo en torno a los consumos y perpetuar la idea de que lo realmente importante es que la gente está consumiendo drogas.
Sin embargo, mucha menos atención se le presta a los daños cuando, evidentemente, es lo que más debería interesar desde una óptica de Salud Pública. Por una parte, algunos de los indicadores disponibles, como las urgencias hospitalarias, sólo presentan una información parcial de la realidad dado que la metodología empleada para recopilar la información, presenta serias limitaciones. Por ejemplo, se realiza un muestreo de los hospitales en cada Comunidad Autónoma durante ciertos periodos del año para la recogida de la información cuando lo ideal sería que existiera un registro específico en los servicios de Urgencias de todos los hospitales. Por ejemplo, tal y como está ahora mismo configurado este sistema de información, resultaría imposible responder a la pregunta de cuántas intoxicaciones etílicas son atendidas por estos dispositivos a lo largo del año.
Pero, por otra, hay indicadores que no son lo suficientemente robustos como para obtener una imagen fiel de la realidad. Sería el caso de las “borracheras” como indicador de daño asociado al uso de alcohol. Podríamos entender que, al hablar de “borracheras”, nos estamos refiriendo a una intoxicación etílica. Pero, hasta dónde yo sé, no se ha realizado ningún estudio para corroborar que las personas entrevistadas lo entienden así y no consideran la “borrachera” como una experiencia positiva en sí misma. De ser así, el indicador estaría sobre-dimensionado.
La conclusión es clara: deben refinarse mucho mejor los indicadores de daños en las encuestas poblacionales y adquirir una importancia mayor que los datos de prevalencia. Por eso es bienvenido el llamamiento que el International Centre for Science in Drug Policy ha hecho para “re-priorización de las métricas para evaluar las políticas sobre drogas ilegales”. En esta carta abierta (aquí en español) se presenta todo un conjunto de indicadores que, si llegan a estar disponibles, sin duda nos ayudarán a definir mejor nuestros objetivos e intervenciones y, por supuesto, nuestras políticas.
Publicado originalmente en https://claudiovidal.wordpress.com/2016/01/23/que-importa-mas-cuanto-consume-la-gente-o-que-problemas-tiene-por-ello/ (23/01/2016)
