Una conocida canción de “Divididos”, nos proponía esta pregunta con mucha “tela para cortar”.Cuando hablamos de sustancias adictivas, vemos que estas tienen en muchas subculturas, una imagen distorsionada y peligrosa.
Todavía oímos que la marihuana no hace nada, que el alcohol favorece la salud y que las drogas amplían la percepción.

La idealización de las drogas, tiene tres fuentes principales:

a) Los intereses de los que comercian con ellas, y que necesitan nuevos mercados, nuevos clientes,… nuevos adictos. (recordemos que adicto quiere decir esclavo)
Ellos hacen un ingenioso marketing, ligado a la trasgresión, la pertenencia, la “libertad”, y el paraíso soñado.

b) Una juventud mansa, una sociedad que no cuestione, ni se rebele, es y ha sido siempre, comodidad para los poderosos.
Vaya la conquista indígena, facilitada por el alcohol, como sólo uno de tantos ejemplos… ( el opio de los pueblos, se refería a dormir a los pueblos)
A los poderosos les sirve la droga. Ellos, por acción u omisión, la promueven.

c) La tercera fuente de idealización, es la primera etapa del consumo. La llamamos
“luna de miel”, y en ésta etapa, el recién iniciado, tiende a ponderar las drogas y a propiciar su consumo en otros, hablando de bondades inexistentes, o experiencias que sirven a sus vacíos interiores, que lo empujan a salir de la realidad, potenciando de este modo sus dificultades.
Así, ingenuamente, suele inducir a consumir entre sus amigos.

Ante este cuadro, los que por primeras veces consumen, agregan su atracción por la novedad, su curiosidad, y su necesidad de participar en hábitos que por comunes, parecen menos dañinos y más necesarios.

El resultado es la creación, el sostenimiento y la perpetuación de una imagen atractiva de la droga, que hace a un modo de ver, que se instala en la cultura.
¿Qué ves cuando me ves?, preguntamos al comienzo. ¿Qué ve nuestra cultura, cuando de drogas se trata?

La distorsión es severa, y proviene de falta de información seria y responsable, de creencias erróneas retransmitidas, y de éstas, deviene la conducta frente a las sustancias.

Hace falta volver a decir y enseñar, que la marihuana aumenta en siete veces el riesgo de padecer esquizofrenia, en adolescentes fumadores, que también daña la memoria, y que
su humo es cuatro veces más tóxico que el del tabaco.

Hace falta repetir que el alcohol causa daños ingerido aún en cantidades menores a las habituales, además de accidentes de tránsito, violencias, y que en cada borrachera se mueren neuronas.
También que la indicación de no beberlo, para ancianos, embarazadas y menores, no obedece a arbitrariedades represivas, sino a razones de salud y bienestar psíquico y corporal.

Hace falta hablar de los severos e irreversibles daños que ocasiona el “paco”, la cocaína y el éxtasis, este último, perversamente llamado “droga del amor”, y promovido falsamente como inocuo y no adictivo.
Podríamos abundar, pero cerremos diciendo que las drogas son dañinas en lo físico, psíquico y social, progresiva y definitivamente.

Antes hablamos de información, creencias y conductas.
La escuela, los líderes y formadores de opinión, los padres, todos tenemos una responsabilidad social, para transmitir la verdadera imagen de las drogas, y cambiar ese “¿Qué ves cuando me ves?”
Un reciente estudio, dice que el 80% de los padres, deja esa tarea en la escuela… y bueno, habrá que enseñarles… A LOS PADRES TAMBIÉN HABRÁ QUE ENSEñARLES DESDE LA ESCUELA, QUE SU PARTICIPACIÓN ES IMPRESCINDIBLE PARA UNA PREVENCIÓN TEMPRANA Y EFECTIVA.

Habrá que difundir información seria, habrá que trabajar con creencias que sustenten una vida saludable y de realización individual y comunitaria, habrá que propiciar alternativas de diversión sin tóxicos, habrá que promover en los más jóvenes, caminos de creatividad, desarrollo, y de afrontamiento de dificultades, aprendiendo a hacer, a elegir y a decir no, habrá que trabajar con los adultos, con los modelos que transmitimos y propiciamos, y con los valores que nos sustentan…

”¿Qué ves cuando me ves?”, de padres, líderes y educadores, de una formación integral y anticipada, de cada uno de nosotros depende.