Las personas que presentan perturbaciones acusadas de la conducta son más proclives a engancharse a determinadas sustancias adictivas. Lo afirmó el presidente de la Sociedad Española de Toxicomanías, Gaspar Cervera, que ayer intervino en Laredo en el seminario «Trastornos de personalidad y adicciones». A pesar de que «drogadictos podemos ser cualquiera de nosotros», reconocía el experto, hay personas cuyos rasgos psicopatológicos inciden de manera notable en su vulnerabilidad ante las drogodependencias.

En su opinión, la búsqueda de la novedad o el afán por querer probarlo todo, así como la falta de reconocimiento del daño, son características consustanciales al ser humano y algunas de las principales causas de estas adicciones. Drogas y trastornos de la personalidad forman un círculo vicioso cuyo origen es muy complicado determinar. Según Cervera, la personalidad de cada uno condiciona la predisposición hacia la adicción a determinado tipo de sustancias. A su juicio, el consumo de estas sustancias busca corregir los propios «límites» personales del individuo, creando una sensación «efímera y falsa» de bienestar, cuyas secuelas sobre la conducta definió como «una pescadilla que se muerde la cola».

Los trastornos de la personalidad son manifestaciones de la conducta cuyos rasgos definitorios suelen presentarse al principio de la edad adulta y, si bien sus efectos pueden ser corregidos con el pertinente tratamiento psicológico, su manifestación perdura en torno a los 15 años de media y requiere de un seguimiento adecuado que prevenga contra futuras recaídas.

Patologías complejas

«No existe ningún tipo de adicción de la que no se pueda salir», aseguró Gaspar Cervera, a pesar de que ciertas patologías resultan especialmente complejas de tratar. En este sentido, el «trastorno límite de la personalidad» es la perturbación de la conducta con mayor riesgo de adicción a los narcóticos y cuyas características definen a personas inestables, impulsivas y con gran facilidad para crearse dependencias de tipo emocional o sentimental.

El alcohol y la cocaína son las sustancias que más potencian estas secuelas sobre el individuo y las que, según Cervera, más preocupaciones van a suponer a la comunidad médica en un futuro.