Después de un año de seguimiento en un programa de detección de cáncer de pulmón, el 14 por ciento de los fumadores dejaron el hábaito dañino, lo que supone el doble de lo que se espera de los fumadores en términos generales.

«Nuestros resultados indican que los sujetos que participan en estos programas de cribaje están más motivados para dejar el tabaco». Del trabajo se desprende que los fumadores con peor función pulmonar son más propensos a dejar de fumar después del cribaje, lo que sugiere que la función pulmonar es un factor determinante para abandonar el hábito tabáquico.

También se ha constatado que el examen no proporciona, como se podría pensar, una especie de luz verde para continuar fumando, ya que los sujetos que no tuvieron signos de cáncer en las pruebas dejaron de fumar en el mismo número y en la misma proporción que los que en los análisis mostraron algún indicio de cáncer y necesitaron repetir las pruebas.