Redacción – Las personas afectadas por trastornos por el uso de sustancias tienen un mayor riesgo de infección y mortalidad relacionada con COVID-19.

La amenaza a la salud pública que entraña el virus y las medidas de limitación de la movilidad y distancia social han supuesto un reto para los servicios de drogas.

En un artículo publicado en BMC Medicine, expertos en el campo de las adicciones reflexionan sobre los efectos de la pandemia en los servicios de tratamiento y de cómo este momento ofrece una oportunidad única para remodelar y actualizar las redes de tratamiento de adicciones.

En el artículo, los autores mantienen que una red de tratamiento de adicciones revisada y modernizada debe incluir un mejor acceso a la atención, facilitado cuando sea apropiado por la tecnología, así como una atención más integrada con especialistas en adicciones que den apoyo a los demás profesionales de la salud y reducir el estigma experimentado por las personas con trastorno por el uso de sustancias.

En concreto, según los autores, los sistemas de tratamiento renovados deben basarse en estos siete pilares: (1) telemedicina y soluciones digitales, (2) hospitalización en el hogar, (3) servicios psiquiátricos y de adicción de enlace de consulta, (4) instalaciones de reducción de daños, (5) personal atención centrada, (6) promover el trabajo remunerado para mejorar la calidad de vida en personas con trastornos por uso de sustancias, y (7) atención integrada de adicciones.

Desde la perspectiva de la salud pública y la prevención, el artículo sostiene que las tres «mejores compras» de la Organización Mundial de la Salud (reducir la disponibilidad, aumentar los precios y prohibir la publicidad) siguen siendo válidas. Además, señalan que se deben implementar nuevas estrategias para abordar sistemáticamente (a) las noticias falsas sobre drogas legales e ilegales y (b) información científica controvertida.

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