El consumo de drogas en la adolescencia ha centrado las VII Jornadas de Psiquiatría del Hospital Miguel Servet, de Zaragoza. El tema ha pretendido ser una llamada de atención ante el aumento de pacientes en las consultas de psiquiatría infanto-juvenil.

En las consultas de los centros Servet, Clínico, Sagasta y Actur Sur, de Zaragoza, se atienden 400 nuevos casos cada año, con un seguimiento global de 2.000 pacientes de entre 12 y 18 años. Los que tienen cuadros psicóticos graves suelen presentar un elevado índice de consumo de drogas, algo que, además, dificulta su recuperación.

En estas VII Jornadas de Psiquiatría los expertos han advertido de que estos datos representan tan sólo la punta del iceberg, ya que son muy pocos los adolescentes que buscan asistencia sanitaria, aunque las cifras de absentismo escolar y conflictos familiares han ido en aumento. Los especialistas han alertado también de problemas como depresiones, trastornos de la conducta alimentaria, suicidios, accidentes de tráfico o psicosis que aparecen, en muchas ocasiones, en la adolescencia.

Intervención precoz

Por todo ello, Roberto Salvanés, jefe de la Unidad de Psiquiatría del Miguel Servet, y José María Civeira, médico adjunto al mismo departamento, han propuesto una intervención multidisciplinar a edades tempranas, con el fin de detectar precozmente patologías o, simplemente, actitudes que puedan conducir a problemas de mayor envergadura en la edad adulta.

Salvanés ha indicado que «durante la adolescencia, la mortalidad aumenta un 300 por cien respecto a la infancia, en ocasiones producida de forma violenta por accidentes de tráfico, consumo de drogas, suicidios y enfermedades infecciosas». Por su parte, Civeira se ha lamentado de que «cuando estos pacientes llegan a las consultas ya es demasiado tarde, con avanzado deterioro social, abandono de colegio, embarazo o infección por VIH».

Por todo ello, los especialistas han considerado necesaria la creación de una «red preventiva», que estuviera pendiente de los niños y adolescentes para evitar situaciones graves en el futuro. Por ejemplo, los niños que padecen déficit de atención por hiperactividad mejoran notablemente con un tratamiento mixto -psicológico y farmacológico-, pero si no son tratados tienen muchas probabilidades de convertirse en consumidores de drogas o desarrollar, incluso, actitudes delictivas. «Sería más oportuno intervenir a los 7 o 10 años de edad, y no cuando el joven tiene 18 y está en la cárcel».

La cuestión ha centrado un debate durante las jornadas por la dificultad de la detección precoz o el simple contacto asistencial y por la constancia de que el 3 por ciento de los adolescentes sufren psicosis. Además, los trastornos bipolares comienzan en esta etapa de la vida, aunque tan sólo la mitad de afectados recibe tratamiento.

Excesiva vigilancia

Por su parte, el psicólogo Jaume Funes ha quitado hierro a este asunto, asegurando que «lo que ocurre es que hay más vigilancia y se registra el número de jóvenes a los que se encuentra consumiendo drogas».

Este especialista, profesor en la Universidad Ramón Lluch, de Barcelona, ha descartado la alarma social en torno a estos problemas. A su juicio, la crisis está en la docencia y no en la adolescencia, porque «no nos planteamos que tienen una relación distinta con el aprendizaje, que manejan las nuevas tecnologías de forma impresionante».

Para Funes, no es preocupante que los jóvenes beban o fumen hachís el fin de semana. Está convencido de que «sólo el 5 por ciento tendrá problemas de dependencia o trastornos psiquiátricos; el resto llegará a la conclusión de que no necesita estas sustancias. No debemos centrarnos en que no experimenten, sino en que no pasen de esa experimentación».

Médicos con adicciones

En otro contexto, los colegios de médicos de Aragón han puesto en marcha un programa de tratamiento y recuperación de profesionales sanitarios adictos a las drogas, al que ya se han sometido cuatro facultativos. Para desarrollar este Proyecto de Atención Integral a Médicos Aragoneses (Paima), han firmado un convenio el Gobierno autónomo y los colegios oficiales de médicos de Huesca, Teruel y Zaragoza.

El presidente del colegio zaragozano, Celso Mostacero, ha apuntado que «entre un 10 y un 12 por ciento de los médicos padecen a lo largo de su vida profesional trastornos adictivos al alcohol y otras drogas».

Desde ahora, los afectados podrán acceder a este programa de ayuda, reconociendo en primer lugar su adicción y contactando después con la Comisión de Acción Social del Colegio de Médicos. De ahí serán destinados a un gabinete de psicólogos que valoran el estado del paciente y planifican el tratamiento. Dos de los cuatro médicos ya tratados se encuentran plenamente rehabilitados.