Los españoles creen gozar de buena salud, al menos así lo ve un 69,8%, una cifra casi idéntica a la que se contabilizó en la Encuesta Nacional de Salud de 2001.

Ahora, con el avance del mismo instrumento estadístico correspondiente al segundo trimestre de 2003 que ayer presentó la ministra de Sanidad, Ana Pastor, los españoles confirman esa buena predisposición y revelan otros datos positivos para la Sanidad española. El estudio se realizó con entrevistas en 22.000 viviendas.

Especialmente reveladores son los relacionados con el consumo de tabaco, porque si en 2001 un 34,4% de la población mayor de 16 años confesaba fumar habitualmente, tan sólo dos años después se ha reducido un 3,4%, es decir, se ha llegado al 31%. Y lo que es más importante: más de seis millones de españoles aseguran haber dejado de fumar a lo largo de su vida.

El dato deja bien claro el éxito de las campañas informativas contra el tabaquismo y la cada vez mayor concienciación de la población respecto a los peligros para la salud de este hábito. Por sexos, el 39% de los hombres y el 23,4% de las mujeres fuma. En la franja de edad comprendida entre los 16 y 24 años, en la que más inciden las campañas, las diferencias por sexos son poco acusadas, con un 38,9% para los hombres y un 34,1% para las mujeres. Los porcentajes más altos de fumadores en hombres y mujeres se presentan en diferentes tramos de edad; entre los 35 y 44 años fuman más los hombres y entre los 16 y 24 años más las mujeres.

La lucha contra el tabaco se ha convertido en una prioridad del sistema sanitario español, conquistando logros indiscutibles. Por ejemplo, en 1978 fumaba el 40% de la población (64,7% hombres y 16,6% mujeres). Once años más tarde, en 1989, se había pasado al 36%, y ya en 1997 se logró que sólo el 34% de la población fumase. Lo negativo en la evolución del tabaco ha sido el progresivo aumento del consumo por parte de la mujer y el descenso en la edad de inicio al hábito.

Pero la misma concienciación que demuestran los españoles para el tabaco no lo es tanto para otro hábito perjudicial para la salud, la automedicación. En la Encuesta Nacional de Salud 2001, el 52% de los españoles aseguraba haber consumido medicamentos sin prescripción médica. Dos años después, en otro instrumento estadístico, el Barómetro Sanitario 2003, la cifra ya había subido hasta el 60%. De poco parecen valer las campañas informativas, ni los continuos consejos de los facultativos, ni tan siquiera la apreciación de que el abuso indiscriminado de, por ejemplo, analgésicos, está disparando las cifras de cefaleas crónicas en personas con migrañas.

La población, al menos ese 60%, se deja llevar mayoritariamente por una convicción: «Antes me había ido bien». Afortunadamente, casi un 40% asegura automedicarse porque así se lo aconsejó un farmacéutico y sólo un 8% porque «le había ido bien a un conocido», que era una de las consignas habituales hasta hace pocos años.

Lo que no baja como el tabaco en los hábitos de los españoles es el alcohol. De un 56,8% de ciudadanos que consumía alcohol en 2001 se ha pasado a un 56,1% en 2003. Un descenso mínimo que además muestra una cifra muy grave como es que el 30,3% de los mayores de 16 años bebe diariamente.

Otro dato que refleja que la salud de los españoles está mejorando es el relacionado con la alimentación. Un 69% afirma que come fruta a diario y un 45,5% que consume diariamente verduras y hortalizas, frente al 63,4% y el 30,9% que se registraba hace dos años. Los hábitos nutricionales parece que están orientándose de nuevo hacia la dieta mediterránea, como refleja el hecho de que el 67% de los niños de 1 a 15 años tome fruta a diario, que el 88,1% tome pescado al menos una vez por semana y el 86,2% verduras y hortalizas. El problema, si seguimos mirando a los niños, es que el 48% toma dulces a diario, cifra que puede romper cualquier estadística saludable.

La equidad del sistema sanitario

Pero hay elementos que llaman poderosamente la atención. El Barómetro Sanitario 2003 ha preguntado por primera vez a 6.785 españoles su opinión sobre las transferencias de la gestión sanitaria, completada en 2002 para diez Comunidades y la década anterior para las denominadas «históricas». Sólo uno de cada tres, un 32,3% considera que recibe un mejor servicio, frente al 37,5% que piensa que todo sigue igual y un 24,5% que asegura no tener una opinión formada. Igualmente revelador es que el 75% de los ciudadanos piense que las «Comunidades Autónomas deberían coordinarse para ofertar nuevos servicios» ya que un 59,4% considera que los servicios sanitarios de unas y otras regiones son iguales.

Una tercera parte de los encuestados ofrece una respuesta para la reflexión política cuando se le pregunta por la equidad del sistema sanitario español. La contestación de ese 31% de los encuestados es que no existe igualdad en función de la Comunidad Autónoma en que se resida y cerca del 45% manifiesta lo mismo en relación a si la residencia se encuentra en el medio rural o en el urbano. En cuanto a la edad, el 24% opina que hay diferencias en la asistencia según se sea joven o anciano y, del mismo modo, el 26,5% valora que la asistencia es diferente en función del nivel social.

Los servicios que obtienen una buena puntuación en el Barómetro son los relacionados con la atención primaria puesto que el 82% de los encuestados asegura haber recibido una atención satisfactoria, mientras que sólo el 7,5% opina que ha recibido una atención peor o mucho peor de lo que esperaba.