Antes de declarada la pandemia de Covid-19, las autoridades sanitarias de los Estados Unidos habían advertido el creciente número de fallecidos por consumo de opiáceos. Christopher Evans, titular del Departamento de la Administración de Drogas (DEA), denunció en su reporte anual del 2020 que América estaba viviendo una “epidemia de abuso a los opioides”. Los fallecidos por sobredosis en 12 meses fueron 83 mil, el mayor número de muertes registrado en la historia de Estados Unidos, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades. Un incremento que en plena ola de coronavirus representó 227 muertes diarias.

La «epidemia de abuso a los opioides», tal como la llamó Christopher Evans, comenzó con lo que los miembros de la comunidad médica llaman “guerra contra el dolor”; una campaña publicitaria mediática que alentaba desde las pantallas a combatir los dolores mediante el consumo de píldoras que contenían oxycodone, un opiáceo cien veces más potente que la morfina que generó entre sus usuarios una gran adicción.

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