Reino Unido es la última región de Europa en la que se anuncian proyectos para prohibir el consumo de tabaco en lugares públicos, como bares, restaurantes y oficinas, con una propuesta legislativa que entraría en vigor en 2008.

El documento, presentado este martes por el Ejecutivo británico ante la cámara baja, contiene medidas para limitar la práctica de fumar en espacios públicos, similares a las presentadas la semana pasada en Escocia y España.

El representante del Ejecutivo de Gales (oeste de Reino Unido), Peter Hain, confirmó que también en esta región está prevista la adopción de medidas similares.

El informe, elaborado a partir de una consulta popular realizada el pasado verano a 150 mil ciudadanos, incluye también otras medidas como restricciones en comida chatarra y planes para mejorar la dieta alimenticia de la población.

De salir adelante la propuesta, fumar estará sólo permitido en los clubes privados, donde sus socios lo aprueben, y en los bares, donde no se sirva comida elaborada.

Los primeros en adoptar estas medidas serán los edificios gubernamentales, en los que las restricciones se pondrán en marcha a partir de 2006.

Según los planes presentados en el informe, que habla también del problema de la obesidad, la bebida y la salud mental y sexual, más de un 90 por ciento de los bares de Reino Unido se convertirían en zonas de no fumadores.

El informe presentado ante el Legislativo británico incluye sanciones para los vendedores que proporcionen tabaco a menores e, incluso, el cierre del comercio si la venta se produce repetidamente.

Fumar estará permitido en locales que vendan bebidas y ofrezcan, únicamente, productos alimenticios como papas fritas y este tipo de «snacks», según informó el ministro de Salud, John Reid, aunque aún debe aprobarse el proyecto definitivo.

Durante su comparecencia ante la cámara baja del Parlamento británico, Reid declaró que el objetivo es reducir en dos millones el número de fumadores, durante los próximos cinco años.

«En una sociedad libre, hombres y mujeres tienen el derecho, respaldado por la ley, de elegir su estilo de vida, incluso cuando éste suponga un perjuicio para su propia salud», afirmó Reid; pero «no tienen derecho a dañar la de los demás», manifestó.

«Nos vamos a asegurar de que la gente pueda ir a su lugar de trabajo o elegir dónde salen a comer o a beber sin el perjuicio, molestia o contaminación causada por el humo de otra persona», dijo el ministro.

Reid reconoció que se trata de una decisión envuelta en cierta polémica, pero señaló que la solución equilibrará «la protección de la mayoría con la libertad personal de la mayoría» de ingleses.

Y la realidad es que, mientras los defensores del consumo de tabaco critican estas iniciativas, que califican de desproporcionadas, la prohibición de fumar es cada vez un hecho más consolidado en los países occidentales.