En la plaza de La Gesta apareció ayer un pitillo gigante. De tabaco rubio y sin colillas ni humo porque era de tela. Quienes paseaban por la plaza podían adentrarse en el cigarrillo por la parte de la ceniza y salir por la boquilla. Recorriendo ese túnel encontraban varios paneles, todos ellos con información acerca de los peligros del tabaquismo en el año que los especialistas han dedicado al cáncer de pulmón.

La Sociedad Asturiana de Patología del Aparato Respiratorio (Asturpar) inició ayer su décimo congreso en el Auditorio. El cigarrillo gigante colocado afuera servía de reclamo para los paseantes y también para concienciar. «La gente está cambiando, es un tema de conciencia y muchas veces son los médicos quienes dan el primer paso para convencer al paciente», explicó Alejo Ruiz, de la Fundación Respira.

«Esta droga tiene la misma capacidad de adicción que la cocaína y por lo menos la cocaína sólo afecta al cerebro. Pero el tabaco afecta a todo el cuerpo y sus daños son irrecuperables», añadió el experto. Pero no resulta tan fácil convencer a la gente de la calle, por muchos carteles con dibujos de cómo actúa la metástasis o esquelas que se pongan en las cajetillas de tabaco.

Algunos de los que visitaron ayer el megacigarro de La Gesta, como José María Martínez, repetían. «Yo lo puedo controlar perfectamente. No soy adicto. Fumo poco y sólo cuando quiero». Cuesta desprenderse del vicio, aunque sea en aras de la salud.