El tratamiento de la salud mental en España está cada vez más en manos de la sanidad privada. Dos datos muy significativos lo revelan: el 86% de las consultas ya se hacen en centros ambulatorios de pago y cerca del 35% de los psiquiatras de este país ejercen en una empresa privada, porcentaje que en cuatro comunidades sobrepasa el 45%. Organizaciones de pacientes y de profesionales atribuyen esta tendencia a la sobrecarga de trabajo y la falta de recursos de la sanidad pública para afrontar el considerable aumento de la demanda de tratamientos y cuidados de la salud mental.
Las empresas que explotan seguros, hospitales, consultas y otros servicios sanitarios, un negocio que genera más de 34.000 millones de euros al año (el 2,5% del PIB español), han visto en la salud mental un filón del que sacar una buena tajada. El 29% de la población padece algún trastorno de salud mental, según el Informe Anual del Sistema Nacional de Salud, fundamentalmente ansiedad, problemas de sueño y cuadros depresivos. Sobre esto preguntó en 2024 por primera vez el Barómetro Sanitario, que elabora trimestralmente el CIS en colaboración con el Ministerio de Sanidad, cuyos resultados son bastante elocuentes: el 18,2% de la población española manifiesta que en el último año ha tenido que consultar a un profesional sanitario algún problema de salud mental o un malestar psicológico o emocional. Y el 47,7% refiere que ha sido atendido, principalmente, en la sanidad pública, el 44,9% en la privada y el 2,4% en ambas.
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