El Ministerio de Salud de China ha lanzado, como parte de una campaña de lucha contra el sida, un llamamiento a las autoridades locales para el reparto gratuito de preservativos entre la población, así como para el reemplazo de las jeringuillas empleadas por los toxicómanos, estrategias que antes eran consideradas un tabú por las autoridades comunistas.

Estas líneas de actuación ordenan a todas las autoridades a actuar preferentemente en determinados grupos de riesgo, como es el caso de los toxicómanos, ignorados casi por completo en el pasado por las autoridades. Esta campaña representa una de las más valientes del Gobierno a escala nacional y propone la combinación del tratamiento con metadona y la sustitución de las agujas como prácticas más seguras para este colectivo.

La voluntad de las autoridades es vincular la lucha contra el sida y contra las drogas, si bien reconocen las dificultades para afrontar el problema, especialmente en las zonas rurales, donde los contagios de sida se han producido por la compraventa ilegal de sangre. El Gobierno reconoce 840.000 portadores del VIH, de los que, según sus datos, 80.000 han desarrollado la enfermedad. Sin embargo, algunos expertos hablan de cifras mayores y predicen más de 10 millones de infectados para 2010 si no se ponen en marcha medidas urgentes.

Las autoridades han rechazado que China tuviera ningún problema con el sida, hasta muy recientemente, cuando se han mostrado más abiertas a hablar de la cuestión. La mayoría de las víctimas de sida han resultado infectadas por el intercambio de agujas en el consumo de drogas por vía intravenosa, si bien el desarrollo de la prostitución es otra de las principales amenazas para las poblaciones de mayor tamaño, según advierten los expertos.