En nota de prensa, la CNPT, integrada por 40 sociedades científicas y asociaciones profesionales sanitarias, sostiene que estas presiones están destinadas a conseguir que la futura norma contemple salas de fumadores en los centros de trabajo y que también pretenden ganar tiempo en la aplicación de las medidas de prohibición establecidas para el sector hostelero.

Asimismo aseguran que la industria persigue reducir la gravedad de las infracciones, lograr más puntos de venta y buscar excepciones en publicidad y promoción.

Según la CNPT, la industria del tabaco siempre ha conseguido influir directa o indirectamente en la clase política a través de sus aliados permanentes o circunstanciales, como estanqueros, quiosqueros, hostelería, publicidad y también algunos sindicatos.

Añaden que en sus documentos internos, las empresas del tabaco «alardean» de haber hecho fracasar el 90% de los intentos de regular el consumo o la publicidad del tabaco, impidiendo la promulgación de leyes o debilitándolas hasta hacerlas sencillamente ineficaces y consideran que en España están pretendiendo lo mismo.

El jueves, día 10, está previsto que se reúna la ponencia de la Comisión de Sanidad del Senado para valorar las enmiendas presentadas por los grupos parlamentarios.

Algunas de estas enmiendas defienden, ente otros, y en contra del proyecto inicial que se habiliten salas de fumadores en los centros laborales y que en los centros de ocio o restauración cercanos a las gasolineras no se extienda la prohibición de fumar que impera en las estaciones de servicio.

Asegura este comité que en las empresas totalmente libres de humo, el consumo de tabaco entre los fumadores disminuye entre 3-5 cigarrillos diarios al día de promedio y muchos trabajadores consiguen dejar de fumar por completo.

Ante este hecho, la CNPT se pregunta a quién perjudica que no haya salas de fumadores.

También asegura este comité que la industria se esfuerza en impedir la reducción de los puntos de venta, que establece el proyecto de ley, y asegura que los 120.000 puntos de venta previsto en la norma, suponen seis veces más puntos de venta de tabaco que de medicamentos.