Hacer botellón no es sino la consecuencia de hábitos cada vez más consumistas de los jóvenes valencianos, quienes a pesar de su alta percepción de los problemas y riesgos asociados al consumo abusivo de alcohol, siguen consumiéndolo y además en plena calle. Este es al menos lo que revela una encuesta realizada por la ONG Controla Club, que estas Navidades colaborará con la Conselleria en una campaña para reducir el fenómeno del botellón.
Así, en los primeros puestos del ránking del gasto mensual de los adolescentes figura la ropa, el coche, el móvil, pagar la entrada a discotecas y en viajar, lo que, según fuentes de la ONG, pone de manifiesto el carácter consumista de los hábitos de ocio de los jóvenes de hoy en día. En cuanto al botellón, aseguran que es una forma de ahorrar dinero cuando salen de fiesta, pero también les gusta porque es divertido y permite hablar tranquilamente, aunque a un 4 por ciento lo que realmente le atrae es consumir alcohol sin control. Por el contrario, lo que menos les gusta de beber en la calle son los comas etílico, las broncas y las peleas y el riesgo de accidente, ya que la presencia policial sólo molesta a un 13 por ciento de los jóvenes.
A pesar de todo, son conscientes de los peligros asociados al consumo de alcohol. Así, la mitad de los jóvenes asegura que no conduce cuando bebe, aunque un 11 por ciento insiste en que «no pasa nada, yo controlo». Por otra parte, el conseller de Sanidad, Vicente Rambla, aseguró que la edad media del inicio del consumo de alcohol en la Comunidad Valenciana se ha reducido ligeramente, además de conseguirse una moderada disminución también de las demandas asistenciales.
A pesar de todo, más del 13 por ciento de la población valenciana practica el botellón, un fenómeno que provoca, además, molestias a los vecinos. En este sentido, el conseller insistió en que durante las fiestas navideñas se debería hacer un consumo moderado. ya que «suelen ser unas fechas en las que muchos adolescentes tienen su primer contacto con el alcohol».