Son las denominadas de diseño o sintéticas. La ONU cree que en diez años desplazarán a las más populares, como la cocaína y la marihuana. Son furor durante las raves. Allí -aseguran- pulula el éxtasis. Y en menor medida la ketamina, el popper y GHB, otros productos farmacológicos difundidos entre muchos cultores argentinos de esta forma de diversión. Por eso, el ministro de Salud quiere limitar estos eventos. Médicos y especialistas coinciden en la gravedad de este nuevo fenómeno.
No tienen olor.
Para los perros es prácticamente imposible detectarlas. Son similares a cualquier pastilla o medicamento legal. Son las nuevas estrellas de la desenfrenada noche posmoderna: las drogas de diseño. Sus efectos, aseguran diversos especialistas, pueden ser letales. Pese a ello, su consumo es cada vez más difundido, a tal punto que Naciones Unidas estima que, en diez años, estas drogas desplazarán a las más populares, de origen vegetal, como la cocaína y la marihuana. En Estados Unidos también se conocen como las drogas del club, por el night club, que es donde se consumen masivamente. En Argentina, como ya sucedió en Europa, las de diseño o sintéticas son furor durante las fiestas electrónicas o raves: allí pulula el éxtasis, y en menor medida la ketamina, el popper y GHB.
Todas estas se fabrican en laboratorios a través de procesos químicos que persiguen efectos psicoactivos como la euforia y la deshinibición. Sirven, por ejemplo, para bailar durante más de 8 horas seguidas a un ritmo frenético, con anteojos de sol pese a la persistente oscuridad y al calor.
Por eso, el ministro de Salud bonaerense, Claudio Mate, pidió en los últimos días que se limiten estos megaeventos. Así instaló un debate, que promete varios capítulos.
Las drogas de diseño, que otros también llaman de “farmacia”, no son alcaloides que puedan aislarse directamente de una planta, sino que se obtienen a través de procesos químicos de mayor o menor complejidad. Pueden clasificarse en tres grupos:
- las que imitan a la cocaína
- las que se asemejan a los opiáceos (opio, morfina, heroína)
- Las “originales”
Las dos primeras tienen escasa difusión. En cambio las “originales”, las que producen efectos novedosos y no encuentran modelo de acción en la naturaleza, tienen un mercado cada vez más extenso y preocupante.
¿Quiénes las consumen?
El público, generalmente adolescentes, que consumen este tipo de drogas, está circunscripto a los estratos medios, medios altos y altos de la sociedad. Por su precio y por el ámbito que hay que frecuentar para conseguirlas, no están al alcance de todos. Por ejemplo, una pastilla de éxtasis cuesta entre 30 y 50 pesos.
Gran parte de ellas se venden en las mismas fiestas electrónicas, donde el precio de la entrada pueda alcanzar los 80 o 100 pesos.
“Entre un 10 y un 15 por ciento de las personas que van a estas fiestas consumen éxtasis. Se vende directamente ahí”, dice a Hoy el especialista Ernesto González, que trabajó en el Sedronar, en la Subsecretaria de Atención a las Adicciones bonaerense y actualmente es Director del Centro Argentino de Prevención Laboral en Adicciones. “Hay relatos de pacientes que tomaron hasta tres pastillas durante una noche”, apunta.
El éxtasis aumenta la temperatura corporal (puede llegar a extremos letales de 42 grados) y estimula la sudoración. Por eso, quien la consume pierde muchísimo líquido. Para no deshidratarse debe beber agua continuamente. “En estas fiestas, el agua en los baños está cortada. Y la botellita de agua mineral se vende a 10 o 15 pesos”.
“Los empresarios que organizan estas fiestas lucran con la salud y la necesidad de la gente”, acota a Hoy Claudio Izaguirre, titular de la Asociación Antidrogas de la República Argentina. Piensa que “las raves sirven para la promoción de este producto”.
¿Dónde se consumen?
“Su consumo no es masivo, como otras drogas. Los jóvenes las usan prácticamente sólo en las raves”, le dijo Mate a Hoy el jueves último. La postura de la mayoría de los especialistas es coincidente.
“En esas fiestas si no se consume es casi imposible aguantar el agotamiento que se siente en un ambiente cargado de gente, sonidos impresionantes, locura, agitación y violencia, pues cuando no tienen más plata algunos sujetos se agrupan y asaltan a otros. En consecuencia, como dicen los entendidos, probás y picaste”, grafica el psiquiatra Eduardo Kalina, especialista en adicciones.
Según este médico, “los organizadores suelen ir reduciendo el aire acondicionado, de esta manera, sube la temperatura ambiente y muchas veces reducen o cancelan el agua en los baños, con lo cual la venta de bebidas aumenta considerablemente con posibilidades de que también se produzcan cuadros graves de hipertermia (temperaturas muy altas), que luego son seguidas de convulsiones y/o de un alto riesgo cardíaco que pueden ocasionar la muerte”.
¿Qué efectos producen?
El año pasado murieron dos jóvenes en Madrid, España, debido al consumo abusivo de éxtasis en una de las multitudinarias fiestas electrónicas.
El éxtasis (su nombre correcto es MDMA), describe Kalina, viene en forma de comprimidos con dibujitos y recibe unas 32 denominaciones. Hay nuevos desarrollos que los denominan Mitsubishi y Ferrari. “Las que tienen el autito de carrera dibujado son las más potentes”, afirma González.
“A los 45 minutos aproximadamente después de ingeridas comienzan a hacer efecto y los que las consumen tienden a sentir la necesidad de moverse, bailar horas y horas, hasta el agotamiento”, informa Kalina. Esto puede generar deshidratación y cuadros de insuficiencia renal agudos. Además, el cuerpo desarrolla tolerancia y pide más, con un consecuente y riesgoso aumento de la dosis.
“Mezclada con alcohol, el éxtasis casi con certeza que generará un problema cardíaco. Es decir, puede conducir a la fibrilación, a la muerte súbita”, concluye Izaguirre.