El consumo de drogas sicotrópicas con efectos calmantes bajó en Argentina a partir de 2003 y se observó una suba en la toma de sustancias anorexígenas que quitan el apetito, revelaron hoy funcionarios nacionales.

Ese dato se complementa con el informe 2006 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la ONU que ubica a la Argentina entre los cinco países en que más se consumen anorexígenos en todo el mundo debido a la»obsesión por adelgazar».

La jefa del departamento de Sicotrópicos y Estupefacientes de la Administración Nacional de Alimentos y Tecnología (ANMAT), Raquel Méndez, admitió que en América del Sur se observa «en Argentina junto con Brasil un incremento de anorexígenos».

Méndez explicó durante la presentación del informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (Jief) de la ONU, que esas sustancias «están en algunas fórmulas adelgazantes» y aclaró que para su control «están incluidas en la lista de requerimientos» de los medicamentos que deben contar con recetas.

En otro orden, la funcionaria destacó que «el consumo de tranquilizantes fue muy marcado en el país durante 2001 y 2002» cuando se produjo la crisis económica, pero dijo que «al año siguiente empezó a disminuir».

En tanto, el secretario de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR), José Ramón Granero, que las sustancias sicotrópicas «son la cuarta droga que más se consume en el país».

Granero explicó que «en primer lugar está el consumo de alcohol, después le sigue el tabaco, la marihuana, los sicotrópicos, la cocaína y en séptimo lugar está el paco».

El informe de la Jief advirtió que la tendencia al uso indebido de anorexígenos para adelgazar está en aumento y puede acarrear consecuencias mortales para los consumidores.

El presidente de la Jife, Philip Emafo, sostiene en el informe que «el año pasado, el mundo fue testigo de la trágica muerte de una supermodelo brasileña, que sufrió un colapso a causa de la anorexia».

Emafo sostuvo que «los anorexígenos, que deben ser recetados y vigilados oor los médicos, también se utilizan en el tratamiento de la obesidad potencialmente mortal o del trastorno de la concentración».

No obstante, remarcó que «se están utilizando indiscriminadamente para exacerbar la obsesión por adelgazar que afecta a algunas sociedades». Las tasas más altas de consumo por habitante registradas de esas sustancias estimulantes, de acuerdo al informe de la ONU, se dan en Brasil, Argentina, Corea, Estados Unidos, Singapur y Hong Kong.