Reino Unido da un nuevo paso en su lucha contra el tabaco. El mínimo de edad para comprar tabaco pasa de los 16 a los 18 años. Es una medida que se suma a la prohibición del consumo en los lugares públicos y de trabajo, adoptada el pasado verano.

Con el incremento de la edad, se espera reducir la cifra de adolescentes fumadores, que actualmente se sitúa en un 9% de los niños entre 11 y 15 años. Además, se pretende evitar que el consumo esporádico acabe convirtiéndose en una adicción durante la edad adulta.

Gracias a esta medida, la edad legal para comprar y consumir tabaco pasa a igualarse a la del alcohol y a la presente en países como Canadá, Australia, Nueva Zelanda y EEUU.

A partir de ahora, los vendedores que permitan la compra de tabaco a menores de 18 años se enfrentan a sanciones que pueden alcanzar las 2.500 libras (más de 3.500 euros).

A favor y en contra

Tal y como recoge la BBC en su página web, tras la entrada en vigor de esta medida las quejas y los aplausos no se han hecho esperar.

Amanda Sandford, del grupo Ash, se muestra satisfecha con este incremento de la edad mínima. Y recalca la importancia de asegurar que la nueva medida se implante adecuadamente.

Por otro lado, los encargados de las tiendas en las que se puede adquirir cigarrillos se quejan de la falta de información. Según ellos, son muchos los clientes que desconocen el cambio en la edad para comprar este producto y temen represalias contra los vendedores.

Simon Clark, director de la organización de fumadores «Forest», culpa a los ministros de mandar mensajes confusos. «A los 16 se te considera lo suficientemente mayor para mantener relaciones sexuales. A los 17 puedes conducir un coche o unirte al ejército. Pero, el Gobierno no quiere que fumes hasta que tengas 18 años», argumenta Clark, en declaraciones recogidas por la citada cadena televisiva.

En julio de 2008, se espera que el tabaco también quede prohibido en las instituciones psiquiátricas de Reino Unido. En estos lugares tradicionalmente se ha permitido el consumo de cigarrillos debido a la férrea adicción y a las bajas tasas de abandono, que suelen presentar una gran parte de los enfermos mentales.