«La legalidad de los controles preventivos contra el consumo de alcohol al volante ya está avalada por el Constitucional, que se ha pronunciado en varias ocasiones sobre la no vulneración de ningún tipo de derecho». Con estas palabras, la fiscal adjunta al Fiscal General de Seguridad Vial, Elena Prieto, zanjó ayer preguntada por IDEAL las dudas suscitadas tras la sentencia del juez granadino que tacha de ilegales este tipo de pruebas hechas a conductores a pide de carretera.

Las valoraciones realizadas por por el magistrado del juzgado de Lo Penal número 1 de Granada constituyen, según la Fiscalía, un debate «antiguo» que, además, ya ha sido «superado» con varias sentencias del Tribunal Constitucional. No obstante, recurrirán la del juez granadino.

En su resolución, la cuarta que dicta en este sentido, el magistrado argumenta que los conductores bebedores sufren un trato desigual con respecto a aquellos que conducen bajo el efecto de las drogas.

En la actualidad, «sólo se indaga sobre el consumo de alcohol y se omite toda actividad investigadora sobre el de drogas tóxicas, estupefacientes o psicotrópicos», hace notar el juez en su escrito. Y esto, desde su punto de vista, constituye una «grave lesión al derecho a la igualdad» que restaría legitimidad al sistema. Es más, llega a advertir que un atestado policial no sería válido para imputar a un conductor por superar la tasa de alcohol a no ser que el mismo reflejase que también ha sido sometido a un test antidroga.

Elena Prieto aportó su reflexión «como jurista» sobre esta interpretación de las leyes y destaca que la ingesta de alcohol y la de drogas están recogidas en el mismo artículo del Código Penal, pero ambas tienen efectos diferentes en el cuerpo. Y al tener consecuencias diferentes «no se puede equiparar las formas de investigar cada caso».

Por un lado, y a diferencia del alcohol, no existen consumidores esporádicos de drogas, con lo que sería muy complicado delimitar en qué momento han sido consumidos los estupefacientes tras un análisis. Y, por otra parte, aún no existe consenso en la comunidad internacional para establecer la tasa de concentración de las distintas sustancias en sangre para delimitar cuándo se estaría ante un delito contra la Seguridad Vial.

A falta de tecnología

La fiscal de Seguridad Vial consultada por IDEAL también contradijo las tesis del juez en otro sentido. «No es cierto que nunca se persiga el consumo de drogas», dijo. En los controles, la experiencia de los agentes es fundamental. Cuando se realizan controles, también se miran otros síntomas en los conductores como el grado de dilatación de la pupila. En caso de sospecha, sí se realizan análisis de sangre.

Un portavoz de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en Madrid se pronunció también en este último sentido; eso sí, sin querer valorar la sentencia del juez granadino. «Nosotros estamos para hacer cumplir las leyes vigentes y eso es lo que hacemos», manifestó.

Lo que nadie pudo negar es que la tecnología para realizar pruebas para la detección inmediata de la conducción bajo los efectos de las drogas no existe. O mejor, no está homologada aún.

Desde la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil de Madrid -aunque en la sentencia de la discordia fue la Policía Local la que hacía el control- explican que existen unos test de saliva que se aplicaron a modo de prueba. «No eran obligatorios, sólo se hicieron a quienes se prestaron voluntariamente», puntualizan.

Experiencias piloto

Se hizo a finales del año pasado en varias provincias elegidas al azar. «Pero el aparato no está homologado aún, se encuentra en fase de pruebas. Por ello, los resultados que arroja no son válidos para imputar a nadie por conducir habiendo consumido estupefacientes», dice.

Además, haría falta un cambio en la legislación -con la delimitación de los citados límites- para que se extendiese a la rutina de los agentes el control de estupefacientes en las carreteras.

Desde la Dirección General de Tráfico (DGT), al margen de recordar que «nunca valoran sentencias judiciales», explican que España se encuentra en un proyecto europeo para luchar contra esta realidad, o sea, conducir drogado, aunque no hay fecha prevista para que esto sea un realidad. Pero lo será.