Fumar no sólo tiene consecuencias negativas para la salud, sino también para la imagen, ya que provoca arrugas prematuras y reseca la piel y el cabello, especialmente en el caso de las mujeres, según la doctora Justa Redondo, de la Unidad de Drogas y Adicciones del Instituto Provincial de Bienestar Social de Córdoba.
Según esta especialista, está demostrado que el tabaco reseca tanto el cabello como la piel y que provoca arrugas prematuras, más evidentes en la cara que en otras partes del cuerpo, por estar expuesta a los efectos envejecedores añadidos de los rayos ultravioletas del sol. Estos efectos son más visibles en las mujeres que en los hombres.
Radicales libres
Los expertos calculan que cada bocanada de humo de un cigarrillo contiene unos dos billones de radicales libres, moléculas responsables del proceso continuo de oxidación y envejecimiento prematuro de las células sobre las que se edifica la identidad física.
Además, el humo del tabaco impide la correcta nutrición de la piel. Asimismo, la nicotina provoca que las arterias y venas se contraigan y reduzcan su calibre, con lo que la circulación es peor.
Afecta más a mujeres
«La situación afecta tanto a hombres como mujeres, si bien en éstas últimas el deterioro tiende a ser más evidente debido a que su piel es por lo general más delicada que la de los varones», concluye la doctora Redondo, que subraya, no obstante, que la mayor parte de los efectos del tabaco en la piel son reversibles si se abandona por completo el hábito de fumar.