Latinoamérica es la zona del planeta con un crecimiento más alto en el consumo de cocaína y ya tiene más de dos millones de consumidores, según ha indicado el representante regional para México, Centroamérica y el Caribe de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (Unodc), Antonio Mazzitelli.

«La tasa más alta de crecimiento de este estupefaciente no se registra en Estados Unidos, sino en América Latina: estamos hablando de Brasil, de Argentina…», resume Mazzitelli junto al subdirector de Unodc, Francis Maertens, en la inauguración de una oficina del organismo en Panamá.

Cifras ascendentes

Según datos del informe anual de la Unodc 2010, Sudamérica, América Central y el Caribe tienen ya 2,7 millones de consumidores y a ellos llega un 20% del estupefaciente distribuido en el mundo. Por delante se encuentran todavía Estados Unidos (41%) y Europa (26%).

Sin embargo, Mazzitelli ha insistido en que este balance ha ido cambiando rpogresiva, pero rápidamente en los últimos tiempos. «Hace 20 años el 90% del consumo se registraba en Estados Unidos».

El funcionario ha señalado que actualmente se produce más cocaína en el mundo, pero aseguró que el problema ha logrado contenerse.

«Todo tiene que ser visto en perspectiva, seguramente se produce y se consume más, pero considerado lo que fue la epidemia de la coca en la década de los ochenta en Estados Unidos y teniendo en cuenta su expansión en todos los mercados [hace años el 90% de la cocaína se dirigía a una quincena escasa de países], la situación no es del todo pesimista», ha subrayado.

Las actuaciones de las autoridades

Por su parte, Maertens indica que las estimaciones del organismo sitúan la producción mundial de cocaína «en torno a las 1.000 toneladas al año», aunque «bajó los dos últimos años y hace dos estuvo en 860».

También apunta que alrededor del 45% de la producción de la cocaína es incautada, aunque en ese cálculo se contabilizan decomisos de hoja de coca, pasta de coca, cocaína en los países productores, en tránsito, etcétera.

Maertens ha hecho especial hincapié en la situación de Centroamérica. «Ha vivido muchos cambios» por su situación entre el mercado estadounidense y los países andinos; está claro que algunos países están perdiendo de una u otra manera el control en sus territorios» a manos del crimen organizado.

No obstante, manifestó que en otros lugares de la región están ocurriendo fenómenos nuevos, como que el cartel mexicano de Los Zetas «está tomando medidas para controlar la producción de cocaína en Bolivia».

Necesidad de más apoyo institucional

Mazzitelli asegura que hay que invertir en generar estructuras para apoyar el Estado de Derecho, porque «se construyen carreteras pero no tribunales». Además considera que «aumentar las penas por delitos relacionados con las drogas no soluciona el problema», ya que este reside en el crimen organizado.

Sin embargo, también descarta que la legalización de los estupefacientes sea una vía para arreglar el asunto porque «el narcotráfico es el negocio más provechoso para el crimen organizado, pero no el único» y toda la problemática radica en la existencia de este tipo de grupos.

En ese sentido, enumera que los carteles mexicanos pueden obtener entre 6.000 y 7.000 de los 33.000 millones de dólares que mueve el tráfico de drogas en Estados Unidos anualmente, mientras que el tráfico ilegal de personas les supone alrededor de 7.000 millones de dólares.

Sobre el Plan Mérida, aplicado en México y parte de Centroamérica, y el Plan Colombia, el funcionario dice que «cumplen con algunas necesidades particulares, sobre todo en el aspecto militar, pero se quedan fuera muchas otras cosas».

Por otra parte, Mazzitelli defiende la actuación de los organismos, agencias y mecanismos internacionales para luchar contra este flagelo y opina que «no hay descoordinación», aunque «hay pluralidad de operadores y cada uno tiene sus prioridades».