El servicio de urgencias de Can Misses ha visto reducidos en un 40% los casos de intoxicaciones por drogas desde que los ayuntamientos unificaron sus ordenanzas, bajo la batuta del Consell, para prohibir los ´afterhours´ y acabar con la fiesta continua en la isla. Este hecho clave y la presencia, cada vez más habitual, de servicios sanitarios contratados por las mismas discotecas, que discriminan los casos más leves y los atienden ´in situ´, han logrado reducir los pacientes que llegan al hospital. También ayuda a estos buenos datos el hecho de que no hayan aparecido nuevas sustancias estupefacientes en la escena nocturna de la isla.
Los casos de intoxicaciones por drogas no han desaparecido del servicio de Urgencias del hospital Can Misses, pero sí se han reducido de una manera considerable desde que los ayuntamientos de la isla han unificado los horarios de apertura de los establecimientos de ocio nocturno y les obligan a cerrar seis horas al día, entre las seis de la mañana y el mediodía. Según la responsable de Urgencias, María Ángeles Leciñena, esto se ha traducido en un descenso «del 40% en el número de casos» de abuso en el consumo de drogas que llegan hasta el hospital. En lo que va de año tampoco se ha registrado ningún caso de fallecimiento por sobredosis.
Leciñena atribuye al final de la fiesta continua que existía hasta hace dos años en Ibiza la buena evolución de estos datos: «Cuando se podía empalmar la discoteca con el afterhours la gente tenía que seguir consumiendo para mantener la fiesta muchas más horas». Cortar esa dinámica ha hecho que las ingestas de sustancias también sean menores.
Pero ésta no es la única causa que explica la caída de casos; también ha contribuido el hecho de que en las discotecas se está generalizando la contratación de equipos sanitarios privados «que discriminan los casos más leves y los atienden in situ». Leciñena comenta que estos servicios «son algo voluntario, pero están haciendo su papel».
Además de asumir parte de los casos que antes llegaban hasta el hospital, gracias a estos servicios también «han bajado los efectos del consumo» de drogas dado que el paciente recibe una primera atención más rápida. Asimismo, estos sanitarios atienden consultas de los clubbers sobre las sustancias que van a ingerir, lo que también influye en una menor gravedad de las intoxicaciones. Entre todos, cree Leciñena, ayudan a que la gente pueda venir de fiesta a la isla «sin daños para la salud».
De todos modos, y aunque sólo representan en torno al dos por ciento de los casos que atienden las urgencias hospitalarias, los casos de intoxicaciones por drogas tienen una incidencia elevada sobre el servicio, debido al tipo de paciente que se trata, que crea «confusión y alboroto» de un modo habitual. «Pueden coincidir a la vez tres o cuatro casos, como ya ha pasado este verano, o que a la puerta de Urgencias se queden los amigos del paciente como si fuera la continuación de la discoteca», explica la responsable de este servicio.
Por efecto de las sustancias que han ingerido, los mismos intoxicados o sus amigos pueden mostrarse «o muy alegres o, a veces, un poco agresivos».
Ibiza sigue teniendo un papel importante en el circuito de las drogas de síntesis y los narcotraficantes siguen usando su ambiente nocturno como laboratorio para nuevos ´productos´ cuyos efectos deben estar preparados para atender en Can Misses. Leciñena explica que se temía que este verano empezaran a registrarse casos de consumo de una nueva droga, la mefedrona, que es una sustancia de laboratorio que se vende en Internet enmascarada como un fertilizante.
Se empezó a detectar su uso en España el año pasado y se considera que sus efectos son euforizantes, una especie de sustituto sintético del MDMA (éxtasis). El problema estriba en que sus efectos para la salud no están estudiados, aunque se la relaciona con al menos tres muertes en el Reino Unido y Suecia, pero no puede perseguirse su tráfico porque no está incluida en la lista de estupefacientes que elabora la ONU y aplica el Ministerio del Interior.
El caso es que la sintomatología que produce su consumo aún no se ha detectado en las urgencias de Can Misses, aunque esto resulta difícil de afirmar categóricamente, explica Leciñena, porque los pacientes que llegan al hospital normalmente han mezclado y los test rápidos de consumo que tienen «no están preparados para detectarla».
La responsable de Urgencias también recalca que hay una especie de ley de mercado entre los que trafican con las drogas: «Los que las venden, si se encuentran con una partida que causa algún problema a las personas que la consumen, enseguida la retiran porque no les interesa tener percances con lo que están vendiendo», explica.