Representantes de la Comisión Permanente constituida para la resolución del proceso Mestos-2 de Psiquiatría, han pedido que se les reconozca la especialización en Psiquiatría como especialistas que son en atención de las adicciones. La reivindicación llega tras la regulación, en mayo, de los títulos extranjeros de especialista en Ciencias de la Salud, obtenidos en Estados no miembros de la Unión Europea.
Esta petición, que cuenta con el apoyo del Consejo General de Colegios de Médicos, se produce coincidiendo con la aprobación por parte del Ministerio de Sanidad de la actualización de la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud, donde la labor que desempeñan -diagnóstico y tratamiento de Conductas Adictivas- queda enmarcada en la cartera de servicios de Salud Mental.
Concretamente, en todo el territorio nacional se encuentran en ésta situación entre 450 y 500 médicos especialistas sin título oficial en Psiquiatría. Muchos de ellos llevan trabajando hace más de 20 años en la especialidad, aunque sin que les reconozca ni compute el trabajo realizado durante ese tiempo.
Incorporación de Mestos en los 80
La incorporación inmediata de médicos sin el MIR, que con el tiempo se formaron por su cuenta en adicciones, fue debida a la «epidemia» de consumo de heroína que se produjo en España en los años 80. Esta situación, según ha explicado el doctor Bartolomé Baena Sanjuan, secretario de la Sociedad Médica Andaluza de Adicciones y Patologías Asociadas (SOMAPA), ha tenido consecuencias a nivel operativo para profesionales que «se quedaron fuera de la red normalizada del sistema sanitario», y para los pacientes, «que se veían segregados fuera de la red».
Así, el portavoz de la comisión, el doctor Bartolomé de la Fuente Darder, ha explicado que se encuentran en una situación de «incertidumbre», en buena medida provocada por la segregación entre la red asistencial de adicciones y el sistema normalizado de salud en que se ubican los servicios de salud mental.
Así, aconseja evitar el desarrollo de redes paralelas, buscando su integración en el Sistema Nacional de Salud; buscando el tratamiento de los enfermos en adicciones igual que en cualquier otra patología; la mejora en la flexibilidad del tratamiento desde el sistema sanitario público; el efecto positivo que genera la normalización sobre la conciencia social del enfermo; y, finalmente, el desarrollo de estrategias de prevención.