Antioquia, Norte de Santander, Cauca y en Bogotá y las ciudades del Eje Cafetero, son las regiones del país donde se ha disparado el consumo de heroína.
Aunque la alerta fue lanzada por el viceministro de Salud, Carlos Ignacio Cuervo, el año pasado la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), reveló que en el país al menos 37 . 863 personas han consumido esta droga alguna vez en la vida.
Lo más grave es que según la española Begoña Gonzalvo, licenciada en Medicina con formación en salud mental y adiciones, la adicción a la heroína es la más difícil de dejar.
Por consumirse de varias formas, entre ellas la endovenosa, el aumento al riesgo de contagiarse de VIH-sida por el intercambio de agujas. Pero también hay otro factor de riesgo: el cambio de favores sexuales por droga.
«Una de las complicaciones médicas severas es la muerte por sobredosis. También genera problemas de funcionamiento, cambios en la conducta a nivel social e incluso lleva a actuaciones marginales y delictivas», apuntó la experta.
En su experiencia con personas que desarrollando dependencia a las drogas, Gonzalvo enfatizó que a veces se olvida que «las adicciones son enfermedades psiquiátricas al mismo nivel de la esquizofrenia y la depresión», por lo tanto requiere de intervención profesional especializada.
Hay que recordar que la penalización de la dosis mínima de drogas contempla la atención gratuita a los adictos a través del sistema público de salud.
Según el Gobierno, la intención no es castigar al adicto sino poner mayores controles a los responsables del microtráfico y más, si utilizan a menores de edad.